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Meditabundo: Pensando en voz alta

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Soy feliz, sencillamente es la alegría de la senectud que la vivo en aceptación y tranquilidad. No importa, es natural sea el tiempo de los achaques que son pocos y los acepto como bendiciones. No estoy solo, mi padre nos enseñó que Dios siempre estará con nosotros.

Durante la juventud y adultez contemplé las maravillas del universo por las distintas latitudes que nos mostraron las leyes de la naturaleza y poderosa creación. Ver el bello orto y la maravilla del ocaso en el mar de los tainos, los océanos Atlántico y Pacífico y el sereno mar Mediterráneo, fue la sublimidad del alma entre las bellezas creadas por Dios. Viví el amor en todas partes, siempre con Dios en el pausar. Amando la disciplina por ser creadora de paz y felicidad. Me disgusta la desobediencia por su sinrazón. Es amarga por el daño que deja.

He visto seguir las huellas del Padre de la dominicanidad Juan Pablo Duarte, en hombres con un profundo sentido de justicia, bondad e integridad que son capaces de amar a su país como este se merece.

Observo que el mundo cambia constantemente, pero los hombres no son capaces de cambiar. Lo que debemos apreciar, valorar en el hombre honrado que no cambia de opinión seguir las circunstancias y en cuyas palabras creamos. Estos están basados en las leyes de Dios. Es que se conocen a sí mismo.

He visto que a los dictadores, les gusta asegurarse de que su obra continuará a través de sus hijos o de sus hermanos. Estos lo trataron de hacer Trujillo y Somoza en Nicaragua.

Por lo que dicen y hacen en la política, estoy bien seguro de una sola cosa, de que jamás podrán estar seguros de nada.

No he olvidado, leyendo la historia de Cicerón en Cannes, Francia 1953, el amigo de Cicerón, el joven judío Noé ben Joel le había hablado de la omnisciencia de Dios. “Cuando Él creó a los hombres sabía que serían malvados. ¿Lo hace eso, por lo tanto el creador de la maldad?

La vida nos ha enseñado que la virtud y la verdad son indiscutibles. Como el bien y el mal nunca llegan a unirse.

Sabemos que todo lo que el hombre sabe es la síntesis del conocimiento de otros.

Cuando estuve en la Escuela de Evangelización Juan Pablo II, al acostarme le hablaba a Dios y llegué a concebir que Dios en su plan de que fuéramos felices nos concedió el don de la libertad y lo hemos despreciado en nombre de las necesidades que nos acosan. Y me dormía en la tristeza, gimiendo en mí interior, pero el filósofo Epicteto que hizo saber y acepté este consejo: “Reflexiona con más, conócete a ti mismo, toma consejo de la Divinidad. ¡Sin contar con Dios no pongas tus manos en nada! Para la felicidad Epicteto tenía esta respuesta: “Si alguien se siente desgraciado, que recuerde que se siente infeliz por él mismo; porque Dios ha creado a todos los hombres para que disfruten de la felicidad y su constancia”. Epicteto y los filósofos griegos enseñan que sin Dios no somos nada, Ahora recuerdo a papá que nos decía el que cree en Dios vive en felicidad. Como creo en Dios, pienso que la esperanza no tiene final porque no veo final para Dios.

Anoche viendo por la televisión una película mejicana sonreí pensando que los jóvenes cantan a la vida y los viejos soportamos.

Los dejo con un sueño despierto Duartiano: Las soluciones sociales son el comienzo de la hermandad que valora la vida.

Consérvense bueno. Una alegría, amor, aceptación, bendición y agradecimiento totales. Estas son las cinco actitudes de Dios. El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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