Terminé de leer la novela de Pablo Gomez Borbon Morir en Bruselas justo el 23 de mayo 50 años después de la muerte de Maximiliano Gomez (el moreno) y el del estado comatoso en que quedó Miriam Pinedo quien le acompañaba en ese momento.
Es justo describirla (la novela) como un gran esfuerzo por aportar evidencias y datos muy conmovedores sobre la vida de una generación de revolucionarios que con toda valentía sostuvieron ideales (Al margen de si se estuviese de acuerdo o no con sus objetivos) con arrojo sin igual. Es más, en el caso de algunos de ellos marchitaron sus propias existencias en torno a esos ideales.
Sin embargo hay que resaltar, según la obra, que esa voluntad de realizar sus sueños en ocasiones se convirtió en osadías aventureras; sin restarle méritos a sus vocaciones, su espíritu contradictorio en su origen de clases los convertidos en competidores de si mismos, en detractores de sus propias estrategias (al comentarlas permanentemente en escenarios inadecuados) convirtiéndose así en presa fácil del acecho permanente que fueron objeto de parte de los organismos de seguridad del estado norteamericano y del dominicano y se dejaron permear en ocasiones de instintos primarios propio de una naturaleza humana que por visión ideológico debieron superar.
Todo esto estimulo a crear un ambiente chismografico alrededor de los lideres que los ausentaba de su insumo principal: la ligazon con las masas. Así ocurren las circunstancias en la que muere el Moreno y ocaciona fatales consecuencias a una dama (Miriam Pinedo) que al día de hoy aún no tiene lógica su posterior y brutal asesinato. Probablemente esto ayudó a que los protagonistas de primer en esos acontecimientos tuvieron más de 8 versiones diferentes del hecho.
