Por: Martina Soriano
Cuando se habla de éxito, se piensa en dinero y en riqueza material. Sin embargo es algo más, es prosperidad, satisfacción personal, estabilidad familiar y social, equilibrio emocional y espiritual. La necesidad de éxito, se convierte a veces en una obsesión, al punto de que algunas personas lo alcanzan y no se dan cuenta. Continúan una carrera desafiante para conseguir nuevas metas, en ocasiones, descuidando a sus propios hijos. Luego, quieren llenar el espacio que no ocuparon, con dinero, con objetos y regalos caros, para cubrir la mea culpa.
En la búsqueda del éxito, hay personas que se olvidan de sus prioridades, arriesgando sus vidas, su seguridad y la de sus familias. Decía el cantautor argentino, Horacio Guaraní, «que mejor que aprender mucho, es aprender cosas buenas¨. El mundo real, está lleno de corrupción, opresión, odio, violencia y explotación; pero también existe el amor y la compasión. Más importante que tener éxito, es vivir en armonía con el universo, con los demás y con nosotros mismos.
El éxito al igual que el dinero, cuando llegan de forma rápida, casi siempre viene acompañado de una dosis de arrogancia, de vanidad, de egocentrismo y descontrol. Algunas personas caen en excesos y comportamientos inapropiados, que indican que no estaban preparados para el nuevo estilo de vida.
En una sociedad competitiva, la búsqueda del éxito se estimula desde pequeño, se le enseña a la persona a no conformarse con menos. La presión social, familiar y profesional, muchas veces resulta en trabajadores estresados o con altos niveles de tensión y frustración. Para lograr el éxito, a veces hay que pagar un precio muy alto, los que lo logran y asumen con madurez
y sensatez, tienen el beneficio de conseguir el objetivo y disfrutarlo.
La pedantería y el narcisismo, no siempre están presentes en las personas de éxito, tenemos como ejemplo, al papa Francisco, la madre Teresa de Calcuta, la princesa Diana, los presidentes Nelson Mandela y José Mujica, entre otros; que a pesar de su éxito, no perdieron su sensibilidad social y usaron su fama, en beneficio de los necesitados.
Cuando el éxito es el resultado de un trabajo arduo y digno, cuando es el producto de una motivación basada en la superación personal, la constancia, disciplina, la auto-determinación y el esfuerzo; no solo es importante alcanzarlo, sino también mantenerlo.
Para lograr el éxito, hay que estar dispuesto a moverse, a salir de la área de confort y trabajar por lo que se desea. Hay una expresion popular que dice: ¨que la miseria, le abre la puerta al haragan¨.
