Hubo diversos actos con motivo del Día Nacional de la Ética Ciudadana, que fue celebrado en el país a finales de abril, escenarios propicios para rendir tributo a Ulises Francisco Espaillat, presidente Constitucional de la República en 1876, por cuya memoria fue dispuesto el Decreto No. 252-05, que designó la Comisión Permanente como máxima responsable de estas conmemoraciones, integrada por la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, los Ministerios de Cultura, y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, así como por la Academia Dominicana de la Historia, la Coalición por la Transparencia y la Institucionalidad, y el Consorcio de Educación Cívica.
Se destacó la memoria de Espaillat, porque, aunque gobernó sólo cinco meses, pasó a la historia como uno de las figuras más éticas de la historia dominicana; y fue relevante su defensa de la institucionalidad democrática, la educación y otros valores que debían prevalecer en estos tiempos revueltos en los cuales, decir adiós a la utopía y la ética significan un verdadero ultraje al desarrollo de la democracia misma, impregnada esta por lo que la fortalece desde dentro y la hace verdadera por fuera.
Días dedicados a la Ética han sido estos tal y ojalá los temas incursionados, sobre todo esos dedicados al “Liderazgo Ético en la Administración Pública”, hayan sido de utilidad y “sacudida” fuerte a quienes bregan por su candidatura en diferentes puestos electivos. Ojalá.
Ética Ciudadana
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