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Morir por negligencia

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Lo increíble es que la vida humana, lo más importante de la existencia misma se pueda perder en horas, justamente porque ese ser no haya recibido asistencia médica.
 
Es el caso del hoy occiso Rafael Peña, de la comunidad Los Arquíes, de Puerto Plata, quien falleció en el hospital  Cabral y Báez como consecuencia de un derrame cerebral, por el cual, a pesar de permanecer en la emergencia de dicho centro asistencial desde su llegada a las 8:00 de la noche, hasta el otro día al amanecer, no fue atendido.
 
Para quienes ejecutan el divino arte de curar, saben que el  juramento público se integra de manera permanente en quienes ejercen la medicina. “Su contenido es de carácter ético, para orientar la práctica de su oficio. Es también el juramento que se basa a partir de la responsabilidad del ser humano y conciencia de ella”, apuntan los textos y, ante todo, destacan esa responsabilidad impostergable de hacer hasta  lo imposible por salvar las vidas.
 
Este hombre que llegó a la emergencia del Hospital José maría Cabral y Báez, de Santiago, pudo ser salvado, quizás, o tal vez no. Pero, la duda estaría disipada si manos médicas le hubiesen tratado a tiempo.
 
En muchos hospitales de esta nación, personas enfermas hacen largas filas para recibir esa atención que es un derecho humano impostergable e imprescindible. Si seguimos hablando de democracia, desarrollo, crecimiento y otras muchas  calificaciones más que se repiten en el país, y no resolvemos el problema fundamental de la salud, todo lo demás resulta inválido e irrepetible.

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