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RD y Cuba amplían colaboraciones históricas

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Importantes y trascendentales convenios de colaboración  desarrollan el Archivo General de la Nación (AGN),  y  el Instituto de Historia de Cuba (IHC), como  resultado de los acuerdos que funcionan desde el año 2006, y gracias a los cuales despliegan una línea de temas vinculados a la historia en común.
 
René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba, visitó República Dominicana recientemente, y tuvo la amabilidad, en medio de su apretada agenda, de conversar para los lectores de este multimedios.
 
-Usted se ha adentrado, entre muchas otras investigaciones históricas, en la  Presencia  Dominicana  en la Guerra por la Independencia de Cuba.
 
“Sí, es que generalmente nos centramos en la figura de Máximo Gómez, por su gran mérito y por ser unos de los más altos símbolos de la historia cubana;  pero hay que hablar, además, de los hermanos Marcano, y otros dominicanos, sin cuyos nombres no podemos escribir la historia independentista de Cuba.
 
“Existen otras aristas que no se concentran solo en el grupo de militares de la reserva dominicana del ejército español que se unió a los libertadores cubanos a principios del 68; sino aquellos que en la guerra del 95, inspirados en Gómez, José Martí, Antonio Maceo; en la prédica de  Gregorio Luperón, y en el fervor  del  antillanismo que existía en República Dominicana, Puerto Rico y Cuba, formaron un contingente importante de dominicanos que se fueron a la guerra cubana. Todo ello forma parte de este otro libro”.
 
El presidente del IHC resalta la importancia de que el Archivo General de la Nación  participe en el proyecto destinado a elaborar una edición crítica de las obras completas de Máximo Gómez y Antonio Maceo, cuyo levantamiento  documental llevará a cabo Carlos  Rodríguez Almaguer, especialista en la obra de José Martí, que en estos momentos se halla en República Dominicana: “Todo esto implicará revelar informaciones colaterales de mucha importancia, en la esencia del movimiento antillanista”, apunta el historiador.
 
Sobre la presencia en días pasados del vicepresidente del IHC en el país, Yoel Cordoví Núñez, y la presentación de un libro sobre una de las etapas menos conocida de Gómez, González Barrios amplía: “Se trata de Máximo Gómez. Utopía y realidad de una República,  que abarca el periodo 1898-1905,  de mayor producción literaria, política e intelectual del general dominico- cubano, de su madurez y reflexión como líder político. Vio la luz aquí gracias al Archivo General de la Nación, y Cordoví lo presentó en Baní, en ocasión del 250 aniversario  de la fundación de esa hermosa ciudad, cuna del Generalísimo”.
 
En cuanto a las obras en vías de publicación, René González habla de memorias de otros dominicanos que participaron en la guerra de la Independencia cubana, tema prácticamente virgen para la historiografía, tanto dominicana como cubana: “También editaremos un libro que narra una segunda expedición antitrujillista en 1959, que desembarcó por error en Haití”.
 
-Apenas se conoce este hecho…
“Así es. Creo que la historiografía  cubana no le ha dado su justo lugar y en el último Congreso de la Unión de Historiadores de Cuba, celebrado en abril, se acordó su publicación para presentarlo inicialmente en República Dominicana, con el apoyo del Archivo General de la Nación, y después hacer una edición cubana. Creo que será un justo homenaje  a esos patriotas que vinieron a luchar contra el régimen de Trujillo,  pues se conocen las de junio del 59, de Maimón, Constanza  y Estero Hondo, que trajeron Jiménez  Moya, el comandante Delio Gómez Ochoa y otros valerosos patriotas; sin embargo poco se sabe de esta, de agosto de ese año, cuando otros expedicionarios salieron en apoyo a los anteriores, y equívocamente desembarcaron en tierra haitiana. La mayoría fue reprimida de manera brutal por el gobierno de Duvalier, y asesinados. Los pocos sobrevivientes, después de muchos años de prisión, pudieron volver a Cuba”.
 
Durante su presencia en la nación dominicana, el presidente del Instituto de Historia de Cuba dictó una conferencia en Baní, visitó la casa-museo en honor al Generalísimo Máximo Gómez en dicha localidad, y la de Montecristi, sitio donde firmó el Manifiesto junto a Martí, hecho que cumplirá 120 años este 2015.
 
René González Barrios informó también que uno de los investigadores más capacitados de las letras cubanas, el doctor Eliades Acosta, autor de «La telaraña trujillista», prosigue su labor investigativa en República Dominicana, y próximamente serán publicados en Cuba muchos de sus trabajos, entre ellos este que resume la manera en que los tentáculos de la dictadura de Trujillo se extendían, en tanto que mantenía relaciones estrechas con los tiranos de entonces, que ocupaban la presidencia  en la Mayor de las Antillas.
 
-Finalmente, ¿cómo lleva su responsabilidad asumida hace dos años como presidente del Instituto de Historia de Cuba?
 
“Tratamos de encausar proyectos necesarios y de actualidad para la historiografía cubana, como por ejemplo, desplegar todo el potencial científico del instituto en terminar los tomos de la historia de Cuba de los años 50, el último gobierno de Fulgencio Batista, y empezar de inmediato los tomos de  la Revolución, que es un déficit  grande de la historiografía cubana.
 
“En Cuba, los historiadores hemos sido capaces de hacer un análisis crítico de la  historia anterior al triunfo de la Revolución y sin embargo nos hemos quedado un poco rezagado con el análisis de la de la revolución cubana, que  ya no es reciente, son 56 años  y se requiere de muchos análisis, aprovechando  que los protagonistas de estos hechos están vivos”, afirma.
 
La digitalización de  los fondos con que cuenta el Instituto, así como la organización de la prensa del siglo  XIX  y XX con ayuda del  Archivo General de la Nación gracias al convenio de colaboración, están también entre los planes inmediatos: “Recuperamos el  patrimonio auditivo de la nación, digitalizando la voz de los principales intelectuales y políticos cubanos de la década del 40 y 50, para ponerlo después al servicio de todo el que lo necesite a partir de placas de acetato de 78 revoluciones matrices que existen en el Instituto, entre las que figuran las voces de los líderes del Partido Socialista Popular, de Juan Bosch, Pedro Henrique Ureña, Carpentier, entre otros”, resume Barrios, inmerso en lo individual en decenas de proyectos, como  El diccionario Biográfico de los   Generales del Ejército Españoles  en Cuba entre 1868 y 1898, “comenzado en 1995 junto a tres investigadores cubanos. Ahora se suma la posibilidad de  que  historiadores militares españoles participen, muy importante porque la   historia tiene varios protagonistas y en el caso de la guerra cubano- española no podemos escribirla solo desde nuestra percepción”.
 
Muchos temas más fueron tratados con González Barrios, que por espacio y tiempo no podemos ampliar; pero, imposible concluir sin palabras sobre “la obligación de los historiadores revolucionarios, comprometidos con su pueblo, de asumir un protagonismo más activo y responsable, en la Cuba de hoy, despojados de prejuicios y maniqueísmos. Debemos cubrir, con total valentía y objetividad, desde la Revolución, los vacíos historiográficos que aprovecha el enemigo para agredirnos. En esta batalla, debe prevalecer la ciencia y no el discurso, pues la historia se puede interpretar, pero no cambiar al antojo de un autor o adecuar a una circunstancia… El historiador debe velar por el cuidado del patrimonio de la nación y exigir por ello permanentemente. Debe sentir y sufrir los olvidos y la dejadez y convertirse en un motor de impulsos para romper inercias.
 
“Estoy seguro que coincidimos todos, en que la historia de Cuba es el más seguro sostén ideológico de nuestro proyecto nacional. Ella se yergue como arma e instrumento de maestros, políticos y ciudadanos, para el afianzamiento de la identidad nacional y sus más genuinos valores”, concluye.

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