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De mí bitácora. El rey Antígono y la educación

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Continuamos entregando parte de mis inquietudes cuando la vida me navega por distintas latitudes. La brisa baja de los Alpes bañando de frescura el dormido mar Mediterráneo, en las alturas nos llega a la terraza entre rosas en Villa Baggatelle, Cannes, Francia, 1953. Ahí me encuentro con el padre del estoicismo filósofo Zenón de Citio y el rey Antígono. El rey escribe al filósofo y este le contesta.
 
El rey Antígono al filósofo Zenón de Citio. “Yo considero que te aventajo en fortuna y fama, pero en lo intelectual y en educación soy inferior a ti, así como en esa felicidad plena que tú has conseguido. Por eso precisamente he decidido invitarte a que vengas a mi lado, convencido a que no te opondrás a mi propuesta. Trata pues tú por cualquier medio de ponerte en contacto conmigo, comprendiendo claramente que con eso no serás sólo mi educador, sino el de todos los macedonios en conjunto. Pues el que educa y guía a caudillo de Macedonia hacia la senda de la virtud está claro que a la vez prepara a sus súbditos para la hombría de bien porque así como ser caudillo, así es natural que sean, en su mayor parte, sus súbditos”.
 
Zenón saluda al rey Antígono.
 
“Aprecio tu afán de aprender, en cuanto que anhelas la educación auténtica y verdaderamente provechosa, pero no esa popular y que lleva a la corrupción moral. El que está inclinado a la filosofía, descartando el placer ensalzado muy frecuentemente, que afemina las almas de algunos jóvenes, está claro que no solo por su natural se desencanta por la nobleza, sino también por previa elección. La naturaleza noble que recibe como ayuda un entrenamiento apropiado, y además acoge a quien pueda educarla sin recelos, fácilmente avanza hasta la consecución perfecta de la virtud.
 
Pero yo estoy retenido por mi cuerpo débil a causa de mi vejez, que ya tengo ochenta años. Te envío a algunos de mis compañeros de estudios, quienes en sus cualidades espirituales no son inferiores a mí, y me aventajan en las del cuerpo. Estando en su compañía no quedarás rezagado, entre los que aspiran a la felicidad perfecta”.
 
Don Félix Benítez, Madame Lucienne y el capitán de navío John Percival salen a la terraza. Como de costumbre saborean el café Paliza. Don Félix me pregunta. ¿Que estás leyendo hoy? Leo lo traducido del idioma francés. Me indica ciertas correcciones. Pasea la mano por sus largos cabellos que bailan por la brisa, explicándome: Zenón en el Ágora de Atenas, en el siglo V ac., en la Stoa funda su escuela con el lema. El deber. Daba la primacía al deber cumplido como el sumo bien. La felicidad.
 
Nuestro invitado de hoy: el filósofo Zenón de Citio. “No se debe descuidar el cumplimiento del deber por ventajoso que aparente serlo”.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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