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De mi Bitácora: El haitiano inolvidable

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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¡El hambre, qué espantosa es el hambre!
 
Jimaní, fortaleza del Ejército Nacional.12 de abril de 1960.
 
Estoy en la oficina de la compañía del comandante, en investigación  de un pleito entre el cabo Crisóstomo Peláez, de la Marina y  un sargento del Ejército contra unos civiles.
 
Traen a un joven haitiano que una patrulla del Ejército apresó en el territorio dominicano. Este llorando implora que no lo devuelvan para Haití, que trabaja conuco, hace carbón, desyerba, pinta, hace de todo, que lo dejen, está desesperado.  El capitán del Ejército le dice que lo van a llevar a la frontera para que entre a su país, que no vuelva.
 
El joven grita tembloroso diciendo: “yo le dice que trabajo de todo y de noche me meten en la cárcel”.
 
Yo sé que  es un asunto del capitán, pero la petición del haitiano me motiva preguntarle: -Cómo quiere  estar  en esa condición, en tu país eres un hombre libre.
Ansioso, no me deja terminar diciendo: “Ayer yo comí dos veces, hoy ya comí. Allá no como nada, no hay trabajo, me muero de hambre, déjame, déjame, déjame. El capitán ordena llevarlo para el patio.
 
Cuando regresaba de Jimaní pensaba en los millones de hambrientos en la frontera y me pregunté ¿qué sucederá cuando el jefe Trujillo ya no esté mandando?  El hambre que azota como fuerza social, impulsa como a este hombre, los grupos humanos por los caminos más extraños, de conducirlos ciegamente en las direcciones más inesperadas, por poco que actúe en ellos la esperanza de satisfacer por algún medio su necesidad desesperada de comer.
 
Detengo el bolígrafo, en el silencio interior me vinculo con lo exterior. Recuerdo al griego Cimón(515-410 D.J.C), quien en ayuda de los hambrientos quitó las cercas de sus posesiones para que los forasteros y los ciudadanos más necesitados pudieran tomar libremente de los frutos que necesitasen.
 
Han transcurrido 53 veranos del encuentro con el haitiano hambriento. En Haití se incrementa la hambruna, insalubridad y analfabetismo. El país que no se educa, está condenado a las más míseras situaciones. ¿Hacia dónde empuja el hambre a los haitianos? Están aquí, seguirán su paso, la miseria no tiene frontera.
 
Los gobiernos de Haití no han hecho ni harán nada por el bienestar del pueblo. Su plan es que continúen poblando nuestro territorio. Nosotros ya basta,  debemos hacer lo mismo que hacen los norteamericanos con los ilegales mexicanos. De no hacerlo, la situación será dolorosa.
 
Dominicanos, la ley natural de soberanía no se está cumpliendo. ¡Despertad, Duarte vive!:   “Entre los haitianos y dominicanos no es posible una fusión”.
 
Nuestro invitado de hoy:   San Agustín. “¿Acaso porque eres rico tiene dos estómagos?”

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