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Meditabundo: El ineducado y el corrupto

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El ineducado no puede disfrutar de la felicidad de vivir de acuerdo con la naturaleza, la razón. Se hace daño a sí mismo y a los otros. No desarrolla la naturaleza racional en la educación adquiriendo los conocimientos morales, de seguro las acciones serán insanas, inacertadas, confusas y el alma será viciosa.
 
Actuar contrario a la naturaleza produce acciones de desorden al salir deseos malignos, los que deben eliminarse de su cimiento perverso de afecto excesivo para sí mismo. Urge la renovación para vivir, actuar de manera correcta, sincera impulsado por las inclinaciones naturales.
 
El que tiene los conocimientos de una profesión y es ineducado carece de las cualidades propias de su naturaleza o función. Es dañoso, perjudicial entregado a todo lo ilegal. Es la persona con la disposición habitual a la mala costumbre o hábito contrario a las normas de la buena educación. Espíritu sometido a una vida inmoral. Se enriquece con el peculado, extorsión, prevaricación. Es el conocido corrupto protegido por el acuerdo tácito de no ser castigado por los jueces compañeros del desvergonzado sistema que no trata igual a los iguales.
 
Muy frecuente vemos al hijo de la impunidad, simulador de moral hipócrita que está entre personas que él sabe que actúan distinto y presume ser igual a ellos.
 
La persona educada no permite la oportunidad de recibir millones de pesos, no entrega su manera de actuar. La buena, sólida educación igual que los principios no tienen precio. Es calidad de vida sana, fuerza inquebrantable de templanza, honradez y respeto a la dignidad humana.
La ausencia de educación no ejerce el respeto fraternal y actúa con deferencia ante las otras personas, la ignorancia, falta de instrucción es debilidad social de mente salvaje, en la materia. No ejerce la obligatoria conducta moral para todos los humanos.
 
El que vive aplicando el conjunto de caracteres de la vida intelectual, moral y material es el que se necesita para el desarrollo económico, social y político, que está grabado en el Decálogo Duartiano. Lo que estamos viviendo exige la decisión de un cambio, un llamado de salvación nacional.
 
Solón, creador de la Constitución de Atenas. Sigue teniendo mucha razón cuando dijo: “Los pueblos se pierden no por falta de capitanes, sino por no saber curar a tiempo los pequeños males que se pueden hacer graves”.
 
Nuestro mal es más que grave, hemos perdido la libertad de vida sana, lo impide la última Ley de impuestos. Dicha Ley prohíbe la administración de la justa, necesaria calidad de vida encareciendo lo necesario.
 
No nos engañemos, en el sistema político dominicano están en primacía los ineducados, por eso son corruptos dueños del erario, varones del peculado, prevaricación, violaciones a la Constitución y leyes. Y todo sigue normal.
 
Nuestro invitado de hoy: Aristóteles: “En la educación las raíces son amargas, pero dulce el fruto”. Un joven le preguntó en qué difieren los educados de los ineducados. Contestó: “En todo como los vivos de los muertos”.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.

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