Tras la muerte de 19 personas por intoxicación etílica en el país, el gobierno checo ha lanzado una agresiva cruzada en contra de la venta de todos los licores que contengan más de 20% de alcohol.
El objetivo es evitar el consumo de licores -en específico vodka y ron- que fueron introducidos de contrabando al país y que están contaminados con el químico industrial metanol.
Se cree que las bebidas fueron vendidas a bajo precio en mercados y quioscos al aire libre.
Desde ahora, la mayoría de las bebidas alcohólicas –a parte de cerveza y vino- están prohibidas en todos los puntos de venta, incluyendo restaurantes, bares y hoteles.
Sin embargo, el jefe del sindicato de productores e importadores de licores, Petr Pavlik, criticó el veto y aseguró que éste podría alentar el mercado negro, según la agencia de noticias AFP.
Es una medida drástica, en un país donde el alcohol se considera parte de la identidad nacional.
Se trata de la primera medida de este tipo tomada en el país, considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el segundo mayor consumidor de alcohol en el mundo.
Aunque aún no hay información de hasta cuándo durará el veto, fuentes oficiales aseguraron que podría tratarse de «varias semanas».
El alcohol adulterado que atemoriza a los checos
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