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El absceso bucal: ¡hay que atenderlo rápidamente!

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¿Tienes un dolor de muelas muy intenso, y notas inflamación o enrojecimiento en la boca o la cara? Aunque puedes aplicar algunos remedios caseros básicos para aliviar momentáneamente el dolor, es urgente que consultes a un dentista. Esos malestares pueden ser síntomas de un absceso dental, y si no le pones remedio rápidamente, quizás se convierta en un problema de salud serio.

Las punzadas en la boca no te dejan dormir, tienes las encías rojas e inflamadas y hasta te sientes con fiebre. Por los síntomas, se podría tratar de un absceso dental, una condición dolorosa que debe ser atendida por el dentista lo antes posible. Esta vez, el tratamiento llevará su tiempo, pero con la experiencia aprenderás que lo mejor es evitarlo con una higiene bucal correcta. Aquí te explicamos en qué consiste.

El absceso dental es una infección dolorosa que empieza en la raíz de un diente o entre la encía y los dientes, y se puede extender a la boca, la cara, la mandíbula o la garganta. La causa más común de estos abscesos es el crecimiento de la bacteria en una caries mal atendida, que puede pasar a los tejidos blandos y a los huesos de la cara y el cuello. También puede deberse a trauma en los dientes o a gingivitis o enfermedad de las encías.

Un diente infectado que no ha recibido el cuidado apropiado puede causar un absceso. Una mala higiene oral (como no cepillarse los dientes o no usar hilo dental) es una de las causas de que se formen caries en los dientes. La bacteria de la caries se extiende a veces a las encías, las mejillas, la garganta o bajo la lengua, y puede llegar incluso a la mandíbula o a los huesos faciales (de la cara).

La infección se llena de pus, y se vuelve progresivamente más dolorosa al inflamarse los tejidos. El dolor se calma cuando el absceso se abre por sí solo y sale la pus, o cuando el dentista lo drena quirúrgicamente. Pero algunas veces, la infección se desarrolla hasta el punto en que la inflamación bloquea las vías respiratorias, y provoca dificultad para respirar. En esos casos más graves, el absceso causa fiebre, vómitos, sudoración, náuseas y malestar general.

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