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Una concepción inaceptable

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Con mucho dolor educadores de diferentes áreas vemos  como nuestra labor se ha entorpecido hasta el extremo de  causar horror,  cuando se tocan temas tales como : «enseñar normas , fijar límites y establecer deberes».
 
Una concepción inaceptable de la igualdad vulneró de manera enfermiza la idea y el concepto de jerarquía, el respeto por ella, el respeto por el otro, el respeto por sí mismos, el respeto por la vida y hasta el respeto por la muerte.
 
Universitarios adormecidos, abúlicos, anestesiados, indefinidos, encallados en la errónea y triste conclusión de un futuro sin promesas, sin premisas, difícil; desesperanzados y sin rumbo, fueron paridos por nuestra llamada“escuelas secundarias” durante los últimos años. A estos jóvenes, les pertenecen las manos del futuro de nuestro país, la salud de nuestros enfermos y nuestra propia vejez. Sacrificio y Esfuerzo son dos sustantivos que les fueron , amputados ,bajo la justificación de «no crear posibles traumas psicológicos».
 
El enaltecimiento y liderazgo del peor, corren al unísono una balada a la detracción , la ridiculización y el aislamiento para quien, vacunado contra estos males, haya optado por cumplir, aprender, asistir, comprometerse responsablemente con su educación y su escuela , a costa de ser señalados como híbridos inadaptados. La fuerza de los primeros es tan brutal que acaban haciendo sentir avergonzados a los segundos , por portar la Bandera Nacional durante un Acto Patrio o por haber logrado un primer promedio. Lo que creímos ayer un honor digno de ser «Premiado» hoy es motivo de «Castigo» y burla.
 
¿Cantar el Himno Nacional Dominicano? Es de «lejos» , excepto cuando se entona en medio de una manifestación, un piquete o reclamos en ocasiones desacertados al tiempo que quiebran vidrios, rompen verjas, destrozan  cuanto teléfono público avisten a su paso.
 
Están entrenados para ofrecer toda resistencia a lo que llamemos normas impiden en un aula , por ejemplo, que el educador – cualquiera sea el nivel al que nos refiramos- consiga exitosamente desempeñar la función para la que allí se encuentra : «enseñar».
 
Lógico , ese verbo requiere de «disciplina»( vocablo en el corriente , reemplazado por «convivencia») pues, errados procesos de razonamiento y deducción , determinan que disciplina se asocia con «tiranía e impedimento de libertad». ¿Autoridad? ¡No!, leen «autoritarismo». ¿Valores? … ¿qué es eso?
 
El estado, solapadamente y con discursos contradictorios a la realidad educativa, insiste en desproteger y desprestigiar al educador , al tiempo que analfabetiza desde sus disposiciones a los educandos frente a la mirada ciega de una sociedad que corre con pasos agigantados hacia un callejón sin salida.
 
No existen «alumnos» si la premisa no es aprender. No podemos pretender alumnos , mientras existan padres que insistan en que sus hijos «sean aprobados» y no en que «hayan aprendido». La complicidad a la que se acostumbraron , tergiversó sus obligados deberes paternos , y el resultado ha sido acentuar errores, fortalecer desenfrenos de los que indudablemente serán víctimas a corto plazo.
 
¿Cómo pretender gestos altruistas y decorosos en adolescentes alimentados a base de gestas groseras, yermas de dignidad , carentes de respeto y honradez propinados por el ejemplo de sus propios padres? «Los padres siempre serán modelos».
 
Es una utopía enseñar en medio de este contexto . En tanto la escuela como institución , represente un espacio de esparcimiento, en el que se imparte el alimento que no reciben en su hogar, la contención y retención de adicciones y vicios, el entretenimiento y la diversión como único camino para el intento de enseñanza…en nada cambiará nuestro futuro. En tanto, se tolere hasta lo que denigra y «todo valga» excepto establecer límites, disciplinar inconductas, separar claramente los roles del educador y del educando con respeto mutuo y códigos de convivencia no podremos enseñar , aprender .
 
Tal vez debamos trabajar sobre la idea de crear un espacio para quienes no desean estudiar, impidiendo que accedan al mismo lugar en el que todavía podemos rescatar a un grupo reducido , al que se le arrebató el derecho de aprender. No se entienda esto como un castigo para los escépticos a estudiar sino como una ayuda obligada mediante la cual tal vez interpreten que son dueños de perder su tiempo , pero no , el de quienes apuestan a la instrucción y al saber en su legítimo derecho de apostarle al porvenir.
Jimmyrosario@gmail.com
 

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