París.- El presidente de Francia, François Hollande, realizó una extensa gira esta semana con el propósito impulsar en tres importantes citas internacionales su política de crecimiento económico como arma contra la crisis de la deuda.
El lunes, el mandatario se trasladó al exclusivo balneario de Los Cabos, en México, donde a puerta cerrada el grupo de los 20 países más influyentes del orbe discutió cómo resolver los problemas europeos para evitar que sus efectos sean globales.
Si bien su participación fue más o menos discreta, logró un acuerdo con la canciller federal alemana, Ángela Merkel, para poner en marcha un impuesto a las transacciones financieras, la llamada Tasa Tobin, casi el único punto de concordancia entre ambos.
El principal ganador del encuentro del G-20 fue el Fondo Monetario Internacional, que se marchó de esa playa de Baja California con la jugosa suma de 456 mil millones de dólares para rellenar sus arcas.
Paradójicamente, casi la mitad de ese dinero, 200 mil millones, lo aportará la zona euro, a pesar de estar sumida en una grave crisis, mientras Estados Unidos, primera potencia económica, no dará un solo centavo.
Finalizada la reunión, Hollande viajó hasta Brasil para participar en la Cumbre de la ONU sobre Desarrollo Sostenible, más conocida como Río+20.
Allí destacó la importancia de la inclusión de la economía verde y la lucha contra la pobreza en los documentos finales del encuentro.
«Se dice que los temas del medio ambiente deben pasar a segundo plano y priorizar el crecimiento, pero es a través del desarrollo sostenible, la economía verde y las grandes reuniones ecológicas que podemos lograr un ciclo de crecimiento», aseguró.
Fue el único de los gobernantes de las principales potencias occidentales que asistió a esa importante cumbre.
De regreso a este continente, el jefe de Estado viajó a Roma, donde el viernes se entrevistó con la canciller federal alemana, el primer ministro italiano, Mario Monti, y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
Este encuentro tuvo como objetivo definir la agenda de la Cumbre de la Unión Europea de la semana próxima, calificada, una vez más, como crucial para salvar la moneda única.
De su extenso periplo, esta escala parece la más productiva para Hollande, porque logró colocar en el centro de la agenda su proyecto de crecimiento para enfrentar los problemas.
«Hemos dado a la perspectiva de crecimiento un contenido concreto», dijo, en referencia a la creación de un fondo de 130 mil millones de euros, equivalentes al uno por ciento del Producto Interno Bruto, para financiar programas de estímulo a la economía.
Como contraparte, debió dar un paso atrás en su propuesta de emitir eurobonos para ayudar a los países en problemas, aunque aseguró que seguirá trabajando en ese asunto.
De regreso a su país, el presidente galo tendrá que dedicarse a poner en marcha su programa de trabajo y hacer realidad las promesas electorales, ya con todas las condiciones legislativas a su favor, sin perder de vista la próxima cumbre europea del 28 y 29 de junio.
