El príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra, salió el sábado del hospital en la víspera de su 91 cumpleaños, cinco días después de caer enfermo durante las celebraciones por los 60 años en el trono de la monarca.
El duque de Edimburgo, con aspecto relajado y animado, sonrió y estrechó la mano del personal frente al hospital del centro de Londres donde se le ha atendido por una infección de vejiga desde el lunes.
Su enfermedad empañó los últimos compases de las celebraciones del Jubileo de Diamante, y supuso que la Reina tuviera que acudir sola a varios actos, como un concierto frente al palacio de Buckingham el lunes por la tarde.
«Su Alteza Real salió hoy del hospital. Sigue mejorando y ahora continuará su convalecencia en casa», dijo el portavoz de Palacio.
Felipe, vestido con chaqueta de ‘tweed’, camisa blanca y corbata roja, saludó a los simpatizantes y medios reunidos frente al Hospital Rey Eduardo VII antes de marcharse en un Land Rover negro.
El duque asintió cuando se le preguntó si se sentía mejor y si esperaba con ilusión su cumpleaños. El domingo celebrará la fecha con su familia, según Palacio.
El marido de la Reina fue trasladado al hospital tras pasar varias horas en una barcaza ceremonial bajo la lluvia y el frío viento, dentro de la flotilla de 1.000 embarcaciones que recorrió el Támesis para celebrar el aniversario de Isabel II.
Asistentes de la corona dijeron que Felipe había recibido tratamiento con antibióticos y realizado una buena evolución durante la semana.
Sus nietos, los príncipes Guillermo y Enrique, hijos del príncipe heredero Carlos y la fallecida princesa Diana, le visitaron el viernes en el hospital.
El ex marino, griego de nacimiento, es conocido por sus deslices y comentarios fuera de protocolo sobre grupos como los chinos, los sordos y los aborígenes australianos.
Sin embargo, el consorte real que ha estado más tiempo en el cargo en la historia británica también ha ganado admiradores por su obra benéfica y leal apoyo a la Reina. Ella le ha descrito como su «fuerza y sostén» y una vez dijo que le debe «una deuda mucho mayor de lo que él reclamaría jamás».
(Información de Peter Griffiths; Traducido por Cristina Fuentes-Cantillana en la Redacción de Madrid)
