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Mensaje de un hermano

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Ricardo Antonio Santana (Tony), mi único hermano de padre y madre desde la niñez forjamos en el diario vivir una unidad de acero.
 
Esto lo sabían nuestros amiguitos del barrio de Villa Juana, zona que visitábamos por ser el lugar de nuestro padre;  San Antón y la zona colonial.  Existía una máxima conocida: “el que peleaba con Tony tenía que pelear conmigo. Siempre se oía decir ahí vienen Rafelito y Tony”, era como   un mensaje que encerraba una advertencia”.
 
En calidad de hermano mayor orientaba a Tony. Cuando estalló la revuelta de abril del 65, mi madre se encontraba en Puerto Rico,  país en el que trabajó  con el fin de mantener el hogar. Comprendiendo la peligrosidad de los acontecimientos,  le ordené a Tony  a mantenerse en  casa.  Vaya sorpresa que me encontré cuando me dispuse a penetrar  la fortaleza Ozama luego de que  los hombres ranas asaltaran el  recinto policial apresando a los agentes que no pudieron escapar, a mi lado estaba Tony y cuando lo recriminaba me dijo “eres mi hermano donde tú cae caigo yo”.
 
Seguí mi misión al lado del mejor soldado porque nunca me traicionaría: mí querido hermano Tony.
 
Pudimos salir de la fortaleza Ozama con un arma: Un largo fusil marca Máuser alemán que utilizamos en las jornadas diarias de vigilancia y patrullaje.
 
En la calle arzobispo Meriño esquina Mercedes instalamos nuestro centro de operaciones acompañados de otros jóvenes que se integraron a la guerra.  En ese lugar conocí al Mayor del Ejército Nacional Quiroz Pérez, que pasó a hacer mi comandante.  En su calidad de jefe de la Zona –A-  instaló su comando central en la tercera planta del edificio donde está el remodelado hotel Francés.
 
Una de la primera orden impartida por Quiroz Pérez fue “Rafelito, tú será el centinela de abajo con el fin de impedir que alguien extraño suba”.  Nadie subía si el comandante Quiroz Pérez no lo ordenaba.
 
Este oficial se convirtió  en mi padre protector por mi juventud y bajo peso, era un flaco sin mucha  carne, eso sí con valor cosa que resaltó Quiroz Pérez en la reunión del comando; todavía recuerdo aquellos días del 14, 15 y 16 de junio cuando el comandante Quiroz  Pérez me llamó para decirme “hay informe de inteligencia de que las tropas de ocupación tratarán de tomar la zona constitucionalista; tú eres muy joven, un niño y quiero que te quede  en el comando y me espere porque estaré en a la avanzada de Santa Bárbara”.
 
La madrugada del 15 de junio se iniciaron los bombardeos de la zona constitucionalista y todo lo que me dijo Quiroz Pérez sucedió recibiendo la noticia de que había sido apresado cuando resistía junto al sacerdote Manuel de la iglesia Santa Bárbara (muerto en combate ese día)  del avance las tropas norteamericanas,  Honduras, El Salvador y Brasil.
 
El comandante Quiroz Pérez fue vejado, torturado y lo enterraron hasta el cuello en la arena de la playa de la base naval 27 de Febrero.  Esta noticia produjo indignación y el alto mando constitucionalista presidido por Francisco Alberto Caamaño Deñó, negoció la entrega de varios soldados norteamericanos por Quiroz Pérez y otros combatientes.
 
Todos fueron recibidos como héroes y mi alegría fue doble porque llegó mi comandante y en la tarde mi madre regresó de Puerto Rico acompañada  de un hombre del pueblo que la rescató en Villa Duarte, cruzándola a la zona constitucionalista.
 
Es una historia larga, tan larga que debo resaltar que pase a la clandestinidad y debido a que mi casa era allanada constantemente en aquellos sangrientos 12 años de Joaquín Balaguer, llegando en ocasiones a maltratar darle macanazos a Tony y mi madre María Ramona Santana (Mery) busqué la forma como sacar a Tony del país, y  se fue a estudiar a la Isla del Encanto.  Para mí era un golpe duro separarme de Tony y lo hacía para salvarlo de la vorágine  en que se vivía.
 
Tony se graduó de enfermero profesional en Puerto Rico y posteriormente pasó a trabajar en el hospital militar de Washington hasta el día de hoy.
 
Mi hermano Tony se ha encargado de velar por mí seguridad, consciente de que hago un periodismo de combate al narcotráfico.  Sin ese apoyo de protección no estaría vivo. Por las relaciones de trabajo que tiene con generales y almirantes de la armada de los Estados Unidos, se pone en movimiento cuando corro algún peligro y la embajada norteamericana en el país se encarga del resto.
 
Tony tiene bajo su responsabilidad el tratamiento de los soldados heridos en los combates de las guerras en Irak y  Medio Oriente, y por sus servicios cuando pertenecía al Army fue condecorado.
 
Mi ángel guardián Tony y los ángeles que cuidan de mí en Washington, les agradezco todo lo que hacen.
 
Recibí el 22 de febrero del 2008 el libro “La Inseguridad de la Seguridad, Colombia 1958-2005 de Francisco Leal Buitrago.  Tony me escribió el siguiente mensaje “Rafael, que este libro te sirva como herramienta en tus 30 años de lucha por la seguridad sociocultural de nuestro pueblo; que hoy el narcotráfico y la corrupción socavan.
 
La Atena legendaria tuvo sus termo pila (batalla de los persas con los griegos), y 300 Espartanos. –La Atena del nuevo mundo-, Quisqueya; hoy tiene una en cada barrio. Cuando los invasores y enemigos de la patria, cual a los 300, te tengan en contra de la montaña, con sus lanzas; no rindas el escudo: Tú honradez, el lápiz, tú espada; tú lucha es la misma de Mella, Sánchez, Duarte, Manolo, Francisco Caamaño. Con Dios y por la Patria.  Sigue adelante”.
 
Gracias hermano, por el mensaje.

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