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Un año de la beatificación de Wojtyla y la mirada en la canonización

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Ciudad del Vaticano.- Miles de jóvenes se reúnen hoy en Tor Vergata, en las afueras de Roma, en una vigilia de plegarias con motivo del primer aniversario de la beatificación de Juan Pablo II, que se cumple mañana, 1 de mayo, con la mirada puesta en la canonización del primer papa polaco de la historia.

«Es casi una necesidad recordar la beatificación y hacerlo en Tor Vergat, donde Juan Pablo II (durante la Jornada Mundial de la Juventud católica y ante unos dos millones de muchachos) exhortó a los jóvenes a no resignarse, a luchar por el bien. En un periodo de crisis como el actual necesitamos escuchar de nuevo ese mensaje». dijo hoy Maurizio Mirilli, responsable de la pastoral juvenil de la diócesis de Roma.

La vigilia la presidirá el cardenal Agostino Vallini, vicario del papa para Roma, y la misma trae a la memoria la celebrada en la noche de este día 30 de abril, pero del pasado año, cuando unas 200.000 personas se reunieron en el Circo Massimo de Roma para conmemorar al papa Wojtyla, pocas horas antes de que Benedicto XVI le proclamara beato.

«Su vida fue santa. Ya era santo en vida», afirmó aquella noche un emocionado Joaquín Navarro Valls, el español que durante 22 años fue su portavoz. Hoy, Marilli señaló que los jóvenes siguen amando al papa polaco porque lo sienten cercano y un santo.

«Cuando un joven percibe una cercanía, y los santos están muy cerca de las personas, los muchachos le abren su corazón», subrayó el sacerdote.

Una vez beatificado, todas las miradas están ahora puestas en cuándo será proclamado santo, tiempo que se desconoce, ya que hace falta que el Vaticano reconozca el que se haya registrado un milagro por su intercesión a partir del día en que fue proclamado beato, tal y como establece la normativa de la Santa Sede.

Testimonios sobre supuestos milagros no faltan. El postulador de la causa, el sacerdote polaco Slawomir Oder, dijo recientemente que le siguen llegando «numerosos testimonios muy significados» de supuestos milagros y que una vez tenga toda la documentación necesaria hará «un estudio serio» y verá «la oportunidad de promover» la santificación.

Uno de esos supuestos milagros se produjo, según los medios italianos, en la mexicana Sara Guadalupe Fuentes García, que se curó de manera inexplicable de un cáncer maligno de garganta.

La mujer rezaba permanentemente a Juan Pablo II y la curación se produjo cuando unas reliquias del papa polaco recorrían el pasado septiembre México.

En este año transcurrido se celebró por primera vez, el 22 de octubre pasado, la festividad litúrgica de Juan Pablo II, establecida por Benedicto XVI, con una misa en las basílica de San Pedro del Vaticano concelebrada por 200 obispos.

La festividad sólo se celebró en la diócesis de Roma y en Polonia. La primera debido a que Wojtyla fue obispo de la Ciudad Eterna y en Polonia porque es su país natal, según contempla el decreto sobre esa festividad.

La Iglesia católica admite para el beato el «culto privado», es decir, en la zona donde nació o ejerció su labor, mientras que al santo se le reconoce el culto universal y es modelo público para todos los creyentes.

En la beatificación más multitudinaria de la historia de la Iglesia, Benedicto XVI proclamó el 1 de mayo de 2011 beato a su antecesor, el papa polaco que devolvió al cristianismo aquella carga de esperanza que se le dio al marxismo y a la ideología de progreso, según dijo el pontífice durante la ceremonia.

Seis años y un mes después de su muerte (el 2 de abril de 2005) , Juan Pablo II (1920-2005) fue elevado a la gloria de los altares por su sucesor, lo que no ocurría desde hacia mil años.

Su proceso de beatificación fue uno de los más breves de la historia y se abrió sin esperar a los cinco años de la muerte, como contempla la normativa vaticana.

A la ceremonia asistieron más de dos millones de personas, miles de ellas polacos, españoles, italianos, franceses y latinoamericanos, que rompieron en un aplauso que duró numerosos minutos cuando a las 10.38 local (08.38 GMT) fue elevado a la gloria de los altares. EFE

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