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Las familias libaneses desaparecidos en Siria pierden las esperanzas

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Beirut.- La inquietud aumenta y la esperanza disminuye entre las familias de los libaneses desaparecidos en Siria en las últimas décadas, después de la revuelta popular que ha puesto contra las cuerdas al régimen de Damasco, que nunca reconoció la existencia de esas personas.

En una entrevista con Efe, el presidente de la organización Solide de apoyo a los libaneses detenidos y en el exilio, Ghazi Aad, reconoce que tiene «miedo por los libaneses desaparecidos en Siria, dada la situación que reina en ese país».

«Solide tiene una lista con 600 nombres de desaparecidos», afirma Aad, aunque puntualiza que «ese número no es definitivo, ya que hay muchas familias que hasta ahora se niegan a decir que tienen a un miembro en Siria por temor a que le hagan más daño o a perderlo».

El Ejército sirio ocupó el Líbano en 1976 -un año después de que comenzase la guerra civil- hasta 2005, y en ese periodo centenares de libaneses desaparecieron, presuntamente por sus posiciones antisirias.

Entre los factores que han contribuido a dificultar la aclaración del asunto figura la alineación de muchos dirigentes políticos libaneses con el régimen sirio.

Por eso, tras afrontar trabas institucionales, los familiares de los desaparecidos levantaron una tienda de campaña en la Plaza Jalil Gibrán, frente a las oficinas de la ONU en Beirut, donde desde hace casi siete años acampan día y noche para llamar la atención sobre el problema.

«Lo último que supimos fue en 2008, cuando liberaron a un libanés y nos dijo que había visto a compatriotas encarcelados. Lo que sucede es que los sirios no reconocen su existencia y para nosotros lo importante ahora es que, aunque quede una sola persona viva, pueda regresar al Líbano», agrega Aad.

Recuerda que en el programa del actual gobierno se menciona solucionar el problema de esas personas, así como de los 17.000 desaparecidos durante la guerra, pero «nadie hace nada. Se formó un comité en el 2005 y sus resultados hasta ahora son nulos».

El Consejo Nacional Sirio, el órgano que agrupa a la oposición siria en el exilio, se ha comprometido a terminar con el problema de los desaparecidos libaneses.

A este respecto, Aad reconoce que hubiera preferido «que digan que van a reparar los errores cometidos por el régimen, y no que hagan promesas, ya que sabemos sus resultados».

Sonia Eid, presidenta del Comité de familiares de desaparecidos en Siria, tenía la esperanza de poder ver a su hijo cuando el presidente sirio Bachar el Asad anunció una amnistía para los prisioneros políticos, pero esta se esfumó pronto.

Su hijo Yihad, era miembro del Ejército libanés cuando fue capturado, hace 21 años, por los sirios.

«Sé que está vivo. Me han hecho pruebas de ADN y no figura entre los muertos encontrados. Mi vida es una pesadilla, de día y de noche lo veo delante de mí», relata.

«Las últimas informaciones que tuve datan de 2002, cuando un grupo de libaneses liberados por los sirios aseguraron que estaba con ellos. Creo que ahora corren mucho más peligro», afirma, aunque reconoce que todos sus esfuerzos están «en punto muerto».

La carpa erigida por esas personas sigue siendo el doloroso recuerdo diario en Beirut de una ausencia demasiada larga para cientos de familias. EFE

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