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La violencia: un estudio más profundo y menos apasionado

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Un amplio sector de la sociedad dominicana se ha venido involucrando en una campaña de concientización tendente a evitar el maltrato intrafamiliar, lo que ha provocado que la Fiscalía del Distrito anuncie una extensión del horario de la unidad, que tiene por objetivo recibir las querellas y denuncias sobre ese particular, lo cual saludamos.

Sin embargo, entendemos que no solo esa violencia debe llamar la atención de la sociedad y del Ministerio Público, sino que debemos ir más allá, toda vez que estamos viviendo en una sociedad violentada y maltratada cuyas autoridades no han sido capaces de dar respuesta a ninguno de sus acuciantes anhelos.

Entendemos que centrar la campaña en la violencia física o mental que a diario sufren las mujeres, la cual ha sido objeto de grandes despliegues periodísticos y estricto conteo estadístico, sin tomar en cuenta que en el seno de ese mismo núcleo familiar se produce otro tipo de violencia, muchas veces en contra de los hijos y en algunos casos en contra de los hombres.
Se requiere de un estudio más profundo y menos apasionado que permita identificar los generadores de esa violencia, porque si bien es cierto que existen hombre abusadores, no es menos cierto, que también hay mujeres que con su accionar, desidia e inconductas provocan en hombres, en su mayoría machistas, los hechos violentos.

La inserción de la mujer en el mercado laboral y la constante formación profesional han venido a revolucionar el núcleo familiar, que por muchos años estuvo bajo el control estricto del hombre. Ese machismo dominante, en el dominicano, sin importar el nivel social o educacional, está siendo cada día vulnerado por una mujer que exige más libertad y menos compromisos domésticos, dado que en muchos casos se han convertido en las principales proveedoras del sustento familiar.

El conflicto que provoca el establecimiento de un liderazgo en el seno del hogar, sumado a la irresponsabilidad paternal, en algunos casos, y la liberación cada día más notoria de la mujer, son las principales causas de divorcio, ruptura conyugal que en la mayoría de los casos traen consigo conflictos respecto a la administración de los hijos.

Los conflictos respecto a los hijos y el constante asedio de que son muchas veces objeto las mujeres por parte de sus ex maridos, buscan solución en un sector de la justicia, que en lugar de provocar una conciliación entre las partes, de manera irresponsable solo sirven para ordenar alejamiento y el establecimiento de odiosos regímenes de visita.

Es esa justicia inconsciente la que en la mayoría de los casos provoca los hechos de violencia, ya que ha centrado sus decisiones en preservar los derechos de la mujer, en detrimento de la presunción de inocencia de los hombres. Es tanto su desafuero que recientemente en un caso acontecido en Los Guaricanos de Villa Mella, la mujer asesinó a su compañero y le fue impuesta la medida de coerción consistente en visita periódica, sobre el fundamento de que era constantemente violentada por la víctima, como si ello fuera óbice para justificar una muerte.

Hay otro tipo de violencia que debe ser objeto de ponderación, aquella que deviene de los actos corruptos, las malas prácticas, la delincuencia que cuentan con la complicidad de las autoridades del más alto nivel y de aquellos a quienes la constitución y las leyes le han encomendado la obligación de garantizar la paz social, de modo especifico a la ejercida por la Policía en las calles en contra de los denominados delincuentes de barrios y callejones, quienes son asesinados a mansalva en supuestos intercambio de disparos.

Con mensajes dirigidos, manejo desproporcionado y propaganda oportunista del tema de la violencia, dudo mucho que podamos lograr mermar siquiera los repugnantes hechos violentos que vive la sociedad de hoy; se necesita un estudio más ponderado de sus causales para dar respuestas más efectivas al fenómeno. En resumen se requiere con urgencia una mayor inversión en educación, una reformulación en la aplicación de las políticas públicas, la promoción de las buenas prácticas y valores y sobre todo, la aplicación de las leyes para la preservación efectiva de los derechos de todos.

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