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Mal donado como buen perdedor

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Cuando no se entienden los roles se impone la soberbia, que mastica traición y que termina tratando de justificar la incapacidad para ser ganador. En esta democracia, no ciberplatónica, sino ciberplaténica, es decir, súper costosa, los roles tienen que estar muy bien definidos: usted tiene que saber en qué y cómo invertirá su plata, usted tiene que saber, como dice el gringo, si es the man for the job, estos es, el hombre ideal para el trabajo a realizar.

Cuando Vargas Mal donado asumió la candidatura presidencial del PRD, en el 2008, escribí un trabajo en el que definí cuál sería su rol en ese proceso. Su rol era el del buen perdedor, personaje de la ciberdemocracía que los partidos candidatean cuando no tienen posibilidades de ganar las venideras elecciones y que debe cumplir las siguientes características: ser un accionista que posee mayores capitales. Así, la corporación enfrenta la falta del oro líquido dejando la nueva inyección en mano del que posee principal sobrante, quien había asumido el liderazgo con plena conciencia de la realidad. Y quien cree tener el poder, la paz y la ciencia para poner a la organización a esperar mejores tiempos.

Como los estudios, casi en el ciento por ciento de los casos, pueden leer la intención del elector, tres objetivos normalizan la labor, la meta que deberá alcanzar ese personaje:

Saber que no va a ganar, pero que puede dejar sembrada una ilusión, una esperanza, una posibilidad de que el partido puede regresar al poder, alguna vez, tener suficientes recursos, y estar dispuesto a gastarlos, para solventar la costosa campaña electoral, mantener cohesionado, unido, a su partido y lograr que su voto histórico se manifieste el día de las elecciones.

Nadie puede poner en dudas que Vargas Mal donado hizo un excelente papel como “buen perdedor”, pero selló su desgracia política cuando dejó que Leonel Fernández posará sobre él su mano muerta y lo atrapara haciéndolo firmar ese funesto acuerdo mediante el cual se revivió políticamente a Hipólito Mejía y al propio Leonel, que debido al dos períodos y nunca jamás, estaban muertos.

En la ciberdemocracía se participa en unas elecciones por tres razones: para ganarla, para desarrollar una agenda y para desarrollar una organización. Ni el PRD ni el PLD ya tienen que desarrollarse como organización, están súper maduros, tanto que están a punto de podrirse y no tienen la mas mínima diferencia en sus agendas políticas sino que están de acuerdo en robar y protegerse. Es decir, la batalla entre estos dos gigantes es por una sola razón: ganar las elecciones.

La campaña entonces debe basarse en una sola cosa, un solo elemento debe contener su discurso: halagar al votante y atacar, hasta hundir, al adversario. En ese sentido, las únicas cosas buenas que hace el adversario son las cosas malas que hace, es decir, esas son las que usted le resalta.

Mis lectores recordarán, que en favor de que se institucionalice todo lo referente a las campañas políticas, he defino al Buen Perdedor, elaboré el Código del Perdedor, estructuré las razones por la cual se participa en una campaña y la metodología en el uso del discurso. Si usted sabe eso tiene un doctorado en campañas políticas.

Es penoso saber que Miguel en sus años de lucha política no haya podido aprenderse esas cuatro simples cosas, quizás entienda, en el futuro, que a hombre como Esquea Guerrero no se le puede convencer de que haga lo mal hecho y que a hombre como Leonel Fernández no se le puede convencer de que haga lo bien hecho. El honesto te impidió que hiciera trampa, el deshonesto te engaño a sus anchas.

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