El nuncio Apostólico de Su Santidad definió este domingo al narcotráfico como una gran tragedia, a la que todos los sectores tienen que hacerle una guerra enérgica, lucha que cuenta con el apoyo de la Iglesia Católica, convencida de que ese compromiso no debe solo estar en manos de las autoridades.
“La Iglesia está con ustedes en este gran reto contra las drogas, porque a esta gran tragedia hay que hacerle la guerra. Este no es un compromiso solo de la autoridad, sino de la familia, de la sociedad en general”, dijo Monseñor Jósef Wesolowsky al oficiar una misa en la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).
El delegado en el país del Papa Benedicto XVI fue invitado a la DNCD para que oficiara una misa con motivo del mes aniversario de la agencia antidrogas, lo que hizo acompañado por el sacerdote José Amable Taveras Mejía, Capellán de la entidad. La misa fue ociada en los salones de la Academia de la DNCD.
“Las drogas son una tragedia que se encuentra en todas partes del mundo, pero tenemos la esperanza de ayudar a miles de jóvenes para que no penetren a ese mundo”, dijo el prelado, quien en su Homilía destacó el empeño del Pontífice para que la Iglesia juegue un papel determinante en lo que definió como “tarea de todos los sectores”.
Indicó que la DNCD y la Policía no son las únicas instituciones que tienen la responsabilidad de luchar contra este problema, sino que tanto las iglesias como la familia están en la obligación de hacer los aportes de rigor “frente a esta gran tragedia”, aunque destacó que es grande y positivo lo que hacen las autoridades en ese sentido.
“Es un gran trabajo el que está haciendo la DNCD, pero este problema no solo debe enfrentarlo la DNCD, sino todos nosotros, la familia”, recalcó el enviado del Vaticano. “Tenemos que salvar a nuestra juventud, porque todos somos responsables de enfrentar este problema”, agregó.
Wesolowsky hizo énfasis con insistencia en la responsabilidad que tienen los padres, como cabezas de familia, para que orienten a sus hijos y eviten que estos caigan en las garras de las drogas, pero aclaró que su reclamo parecería una utopía si no se asume el compromiso que exigen las circunstancias.
Manifestó que un poco de esfuerzo y orientando a quienes están ligados a ese mundo se puede sacar de allí a quienes han caído en esa red y sostuvo que el problema de las drogas preocupa a Benedicto XVI, el cual entiende que se trata de un problema que está causando serios trastornos.
Declaró que las drogas deja secuelas devastadoras en la sociedad, a la que no escapa la República Dominicana, por lo que planteó medidas que permitan afrontarlas frente al peligro que corren adultos, adolescentes y niños, estos por ser los más vulnerables del estamento social.
