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Los terremotos de Chile y Haití

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El pasado sábado 27 de febrero de 2010, a las 3:30 A.M., los chilenos despertaron aterrados por uno de los sismos mas grandes (8.8 en la escala de Richter) y más largos (90 segundos) registrados por la historia sísmica mundial.

Ese sismo, con epicentro en una zona marina localizada a 325 kilómetros al suroeste de Santiago, e hipocentro a 35 kilómetros de profundidad, mató cerca de 1,000 personas de este país andino, que ya en el año 1960 había sido sacudido por el sismo de mayor magnitud hasta ahora registrado, el cual alcanzó una magnitud de 9.5 Richter y generó un maremoto que mató 61 personas en Hawái y 200 personas en las costas de Japón, y en el año 1985 había sido sacudido por otro sismo de magnitud 7.7 Richter.

46 días antes, en fecha 12 de enero de 2010, a las 4:53 P.M., hora de Haití, (21:53 UTC), un terremoto de magnitud 7.0 en la escala de Richter, con epicentro a unos 15 kilómetros al suroeste del centro de Puerto Príncipe, y con hipocentro a unos 10 kilómetros de profundidad, sacudió a la ciudad de Puerto Príncipe, capital de la República de Haití, destruyendo una parte importante de las zonas sur y suroeste de la capital haitiana, provocando cerca de 250,000 muertos, unos 300,000 heridos, 250,000 viviendas destruidas, 30,000 comercios colapsados y más de un millón de damnificados, siendo esta la mayor sacudida sísmica recibida por la capital haitiana desde el año 1770.

Si en una escala logarítmica comparamos las magnitudes de ambos terremotos, (8.8 en Chile versus 7.0 en Haití) veremos que la sacudida del sismo de Chile fue 63 veces más grande que la del sismo de Haití (10**(8.8-7.0)=63), pero si comparamos la cantidad de energía elástica liberada por ambos terremotos veremos que el terremoto de Chile fue 500 veces más fuerte que el terremoto de Haití, ya que por cada unidad de incremento en magnitud, la sacudida sísmica es 10 veces mayor y la energía liberada es 32 veces mayor, y los cálculos matemáticos nos dicen que un terremoto de magnitud 8.8 libera la energía equivalente a 16,000 millones de toneladas de dinamita (TNT), mientras que un terremoto de magnitud 7.0 libera la energía equivalente a 32 millones de toneladas de dinamita.

Sin embargo, la pregunta obligada que nos ha hecho la prensa local y la prensa internacional, es porqué siendo el terremoto de Chile de mucho mayor magnitud que el terremoto sufrido por la capital haitiana, los daños en Chile han sido mínimos mientras los daños en Haití han sido tan grandes que dicho sismo se clasifica como el mayor desastre natural mundial de los últimos 50 años.

Y las razones son varias:

1-El hecho de que los chilenos hayan sufrido tres grandes terremotos en los últimos 50 años, les ha llevado a educarse en términos de cultura sísmica y les ha llevado a elaborar un riguroso código de construcción de edificaciones, resistentes a sismos, el cual debe ser respetado religiosamente.

2-El hecho de que la ciudad de Puerto Príncipe no hubiese sufrido ningún gran terremoto en los últimos 240 años, había llevado a los haitianos a pensar que Puerto Príncipe estaba exenta de grandes sismos y por tal razón carecían de un código de construcción que incluyera los riesgos sísmicos y los análisis dinámicos de los suelos.

3- El terremoto de Haití tuvo su hipocentro a 10 kilómetros de profundidad y su epicentro a 15 kilómetros de la congestionada ciudad de Puerto Príncipe, lo que concentró toda su energía en un pequeño radio al sur de la ciudad, mientras el terremoto de Chile tuvo su hipocentro a 35 kilómetros de profundidad y su epicentro a 325 kilómetros de Santiago de Chile, lo que permitió la atenuación de la energía elástica de las ondas de corte.

4-La densidad poblacional de Puerto Príncipe, fruto del hacinamiento en que se vive en el país más pobre de América, es mucho mayor que la de cualquier ciudad de Chile, que es el país más rico de Latinoamérica. Más gente haitiana fue golpeada en menos área impactada.

5-La ciudad de Puerto Príncipe ha sido levantada sobre los suelos arcillosos flexibles, de muy mala calidad y bajas velocidades de ondas de corte, depositados en la llanura occidental remanente del antiguo canal marino de Enriquillo, y sobre sedimentos margosos y gravas gruesas y sueltas del pie de monte existente en la franja sur de la ciudad capital, lo que provocó un incremento extraordinario de la aceleración del suelo, haciendo que casi todas las columnas fallaran por esfuerzos cortantes y que las edificaciones se desplomaran verticalmente matando a cientos de miles de haitianos que no tuvieron tiempo para salir, ni para protegerse.

6-Las ciudades de Chile están levantadas mayormente sobre las rocas volcánicas de la falda de la cordillera de Los Andes, las que permiten el paso de las ondas sísmicas de corte a muy altas velocidades, facilitando que pasen rápidamente bajo las estructuras, sin tiempo para amplificarse y entrar a romper los elementos estructurales de las edificaciones.

Si el sismo de Haití hubiese sido a la misma hora del sismo de Chile (3:30 A.M.), la cantidad de muertes en Haití hubiese sido mayor de lo que ha sido, porque hubiese encontrado a los haitianos pobres durmiendo apretujadamente en los pequeños hogares que colapsaron, pero afortunadamente el sismo de Haití fue a las 4:53 P.M. y la mayor parte de la población estaba en las calles, como es habitual en Haití, y eso salvó muchas vidas.

El mismo día 13 de enero de 2010, horas después del sismo, sobrevolamos toda la ciudad de Puerto Príncipe para conocer de forma directa las áreas impactadas por el terremoto y las dimensiones de los daños, fotografiar las zonas más afectadas y responder a la prensa local e internacional las preguntas que habían surgido fruto de la gran dimensión de la mayor catástrofe regional. Pero lo que vimos fue impactante y desgarrador, y la verdad es que nadie quisiera estar en una frágil ciudad que es sacudida por un gran terremoto como ese.

Posteriormente regresamos a Haití, y durante una semana estuvimos visitando las edificaciones colapsadas, los sectores más afectados, los sectores que no sufrieron ningún tipo de daño, incluyendo las escuelas destruidas, las edificaciones públicas pulverizadas, las iglesias aplastadas y los bancos comerciales afectados, y hay que visitar esta ciudad para darse cuenta de que en términos de terremotos y de construcciones, en ingeniería civil es mucho lo que hay que aprender sobre los efectos de los terremotos en los suelos y en las edificaciones.

Al revisar las edificaciones colapsadas en Puerto Príncipe y los suelos del área, fue evidente que los colapsos se presentaron en las edificaciones levantadas sobre los suelos arcillosos flexibles de la llanura sur y occidental de la ciudad, sobre los suelos margosos flexibles de las colinas del área sur, sobre los suelos granulares sueltos, de origen coluvial, de las colinas del área sur, y sobre los suelos arcillosos de la llanura de la ciudad de Leogane, apreciándose que en esta ciudad, situada al oeste de Puerto Príncipe, colapsó el 90% de la edificaciones levantadas sobre la llanura arcillosa costera.

Paradójicamente, al revisar la zona sur de Petionville, nos encontramos con una roca caliza crema, muy bien estratificada, y de excelente calidad, donde las edificaciones no sufrieron ningún tipo de daños, ni siquiera grietas en las edificaciones pobres levantadas sin ningún tipo de criterio ingenieril, donde, de manera extraña, los ciudadanos primero construyen un pequeño muro de mampostería, de uno a dos pies de alto, con piedras y cemento de muy mala calidad, y sobre este muro levantan una pared de bloques, usando concreto malo y sin varillas, y con muy pocas columnas. Esas edificaciones debieron haber colapsado, pero no fue así porque la roca caliza impidió que el espectro sísmico se amplificara y entrara a las estructuras.

La inspección de las edificaciones colapsadas y las no colapsadas en Haití nos dice que edificaciones robustas, que ingenierilmente debieron haber resistido, colapsaron dramáticamente al romperse brutalmente todas sus columnas, fruto de estar levantadas sobre suelos arcillosos flexibles, mientras que edificaciones ridículamente precarias, levantadas artesanalmente sobre las rocas calizas del lado sur, en el mismo eje de la falla tectónica que generó el terremoto, y a muy poca distancia del epicentro, no sufrieron ningún tipo de daños, si siquiera grietas menores.

La carretera que conduce a Leogane y los muros de mampostería, se rompieron claramente en los tramos levantados sobre suelos flexibles, mientras que la carretera, sobre piedra caliza, que conduce de Petionville a Kencoff, subiendo la montaña sur, y sus muros laterales, no se rompieron en ningún lugar, ni siquiera en un tramo de 3,500 metros que sigue el mismo eje de la falla responsable del sismo, a 14 kilómetros al este del epicentro, cerca de Fermate.

Pero el majestuoso hotel Montana es el caso más singular, porque la alta parte este, levantada sobre arcilla margosa, se aplastó totalmente como un sándwich, la parte central, donde está la sala de conferencias, levantada sobre roca caliza, no sufrió daños, ni grietas, y la parte oeste, inaugurada el 21 de diciembre de 2009, levantada sobre margas, colapsó casi totalmente, aunque no tan brutalmente como el lado este.

Lo cierto es que el terremoto de Haití y el gran desastre que allí ha ocurrido, nos hacen recordar que la Biblia tiene toda la razón, cuando en el Evangelio de San Mateo, capítulo 7, versículos 24-27, nos dice que el hombre sabio construye sobre roca y que el hombre tonto construye sobre arena, aunque algunos ingenieros quieran desafiar esos criterios y argumentar que en Dominicana todo ha sido muy bien construido sobre los suelos flexibles del norte y el oeste de Santo Domingo, y sobre los suelos arenosos y arcillosos del valle del Cibao. Esperemos el próximo terremoto dominicano y entonces veremos si San Mateo tiene o no la razón.

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