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Conferencia destaca vulnerabilidad de la juventud ante violencia

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Montevideo.- La violencia y el delito se han convertido en "la principal causa de muerte" de la población joven de América Latina y el Caribe, señaló hoy en Montevideo el consultor de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Juan Faroppa.

Faroppa se expresó así en la Conferencia Interamericana de Seguridad Pública que se clausura este miércoles en Montevideo y en la que más de un centenar de expertos debaten las líneas estratégicas en políticas de seguridad y comparten sus experiencias en la prevención del crimen y la violencia.

En el foro también intervino el ministro de Interior de la República Dominicana, Franklin Almeyda, en cuyo país se celebrará la segunda reunión ministerial en materia de seguridad pública (MISPA II) el próximo noviembre, de la que este encuentro de Montevideo es preparatorio.

"Siempre se ve a los jóvenes como los principales victimarios de la violencia, cuando en realidad son también sus principales víctimas", dijo Faroppa en declaraciones a Efe tras presentar en el foro un avance del informe sobre Seguridad Ciudadana que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aprobará el próximo octubre.

Según el consultor de la CIDH, los jóvenes de Latinoamérica, sobre todo los que pertenecen a ámbitos de ingresos medios o bajos, "mueren por la violencia, no por accidentes de tráfico".

En la conferencia, Faroppa indicó que el promedio de homicidios en América Latina y el Caribe es de 26 por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, "si nos fijamos en la población de entre 15 y 29 años, el promedio asciende a 65 homicidios por cada 100.000 habitantes", subrayó.

"Los niños, los adolescentes, los jóvenes y las mujeres son las principales víctimas de la violencia", insistió Faroppa. El experto destacó también el aumento de los delitos contra la propiedad que se registra en la región y que "afecta en general a la población de ingresos medios".

Faroppa se refirió a los dos modelos de políticas de seguridad ciudadana desarrollados en América Latina: el "represivo", aplicado "tradicionalmente en la mayoría de los países", y el "negacionista".

El modelo represivo, caracterizado por las políticas de "tolerancia cero o mano dura ha demostrado ser ineficaz, pues los niveles de violencia no solo no se han detenido sino que han crecido", opinó Faroppa.

El experto tampoco se mostró de acuerdo con el modelo negacionista, que "niega la violencia" y "es una construcción de algunos grupos de poder más conservadores de la sociedad".

Faroppa apostó por políticas públicas de seguridad ciudadana que adopten un enfoque "integral" y que se orienten hacia la "protección de los derechos humanos".

A su juicio, no solo es viable garantizar la seguridad y prevenir la violencia, sino que "es posible hacerlo garantizando la vigencia de todos los derechos humanos, especialmente los más comprometidos por las políticas públicas sobre seguridad ciudadana", como el derecho a la vida, a la libertad o a la integridad física.

Por su parte, el ministro Almeyda apostó por conocer "las cifras y los números" para "definir las distintas políticas públicas".

Almeyda se refirió al Plan de Seguridad Democrática desarrollado en la República Dominicana, compuesto de trece programas orientados a aspectos como la reforma de la Policía Nacional, las estrategias contra el narcotráfico y el control de las armas.

El ministro subrayó que en el primer semestre de este año se cometieron en la República Dominicana 1.140 crímenes, el 65 por ciento con armas de fuego.

"La tasa de criminalidad en la convivencia social supera significativamente la tasa de criminalidad por la delincuencia", alertó Almeyda, quien se refirió también a las dificultades de hacer frente al crimen organizado, cada vez más instalado en la región.

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