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La obediencia

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La obediencia es la actitud de cumplir con las obligaciones por convicción de que es lo adecuado y que de donde emana se está legitimado para requerirlo.

El acto público de solemne seriedad es la juramentación, al recibir un cargo en el gobierno; cumplir las leyes y la Constitución de la República. Es una aceptación voluntaria como marco esencial de la función a ejercer. Obedecer e inspirar la obediencia. Si algo anda mal, el debe cuestionarse con sinceridad, saber cuál es su obligación, determinar si está haciendo lo que debe y exigir ser juez de sí mismo.

La obediencia no es el resultado del miedo, sino la comprensión basada en la preparación técnica profesional. Así pues, para ser capaz de prestar una obediencia activa se debe poseer conocimiento; es decir, educación que es una virtud moral, puesto que crea el prestigio individual.

Muchos están equivocados pensando que esta aceptación es degradante, contraria a la dignidad humana. Están perdidos, bien confundidos puesto que esta acción tiene una profunda base moral, por lo cual es obligatoria.

Es el único camino hacia lo más importante; la realización como ser humano. Ser un enamorado, firme, seguro, convencido de que el obedecer es una ejecución de la razón perfecta, que se sobrepone a esa enfermedad interior llamada orgullo y a la vanidad personal. No sacrifica intereses personales; por contrario los dignifica.

Es honor, sentimiento de la moral, probidad, buena reputación, cualidad propia de toda persona que se respeta, que no es un ser solitario y los demás son su propio yo. En si, es la noble e íntima integridad de lo que somos, de lo que sabemos ejercer y merecer como ser humano. Es venerable porque es tangible.

El que obedece está salvo de las tempestades sociales creadas por los hombres. Acatar el alma del ejercicio de los quehaceres de la vida, en el trabajo particular, en las delicadas funciones públicas, comportamiento amable y servicial con las leyes y reglamentos. Eso es lo que falta, que no es otra cosa que la disciplina: La obediencia absoluta de las leyes, a los reglamentos y a los superiores.

No debemos confundirnos; no me refiero a lo intrínseco del militar, corresponde a todo aquel que se compromete a ejercer cualquier clase de trabajo. Recordar que la obediencia está prevista y ordenada en la Constitución, leyes y reglamentos; es una consecuencia lógica y necesaria.

Es evidente, la obediencia es disciplina y sin esta nada bueno hay. La organización la desapareció la aceptada irresponsabilidad

Concluimos con el siguiente análisis:

Lo primordial en la actividad humana es el ejercicio de la moral de las cosas: El hombre Ético.

Ser ético es vivir la necesidad de una obediencia basada en principios sanos y aferrarse por su íntima y deliberada voluntad a esa disciplina

Que sepa que ejercer el valor moral diciendo me equivoqué y proponerse no repetir la misma equivocación. Jamás ocultar su falta.

Comprender que la vida no es algo que se nos da ya hecho, sino que es la oportunidad de hacer algo bien hecho. La obediencia en verdad es la misma en todas sus partes. Es bien mezquina la desobediencia, si la miras atentamente al trasluz se transparenta.

La pérdida más vergonzosa es, sin duda, la que acontece por desobediencia.

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