Tegucigalpa.- Rodolfo Pastor, ministro de Cultura, Artes y Deportes del depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, dijo en un artículo publicado hoy que "la bandera de lucha sigue siendo la restitución del gobierno legítimo".
Desde su exilio en México, Pastor señala en un artículo en el diario "Tiempo", que se edita en San Pedro Sula, norte de Honduras, que "Mel", como también se conoce a Zelaya, "debe regresar como sea, por donde, a lo que sea", a su país.
"No se trata de un asunto personal", dice Pastor en su artículo, titulado "Las urnas o las armas: Confusión e indignación".
"Nadie más que él (Zelaya) puede restaurar las condiciones bajo las cuales podemos volver a ser un país civilizado, debatir nuestras diferencias sin las tonterías prefabricadas de la ideología y el fundamentalismo y volver a recurrir a las urnas para resolver las contradicciones y no a las armas", añade.
Pastor, de profesión historiador, opina que no ha sido "el golpe" lo que ha dividido a los hondureños sino "el proceso de crecimiento concentrador y excluyente que nos ha polarizado por medio siglo".
En su artículo hace señalamientos a la "burguesía variopinta" que en el pasado se ha beneficiado en el país, a las conquistas sociales para las mayorías -los pobres- que, según él, Zelaya, promovía desde su gobierno y a la "confusión profunda" que hay en el país por una "manipulación mediática".
El ministro también indicó que hay que reconocer la impotencia, la frustración y la confusión, pero no para rendirse.
"La indignación hay que cultivarla y sobre todo hay que organizarla, para que se convierta en instrumento eficaz de lucha", añade Pastor, quien además considera que "está pendiente todavía y seguirá por muchos días aun siendo urgente la movilización en la calle, aunque debe organizarse mejor".
Zelaya hizo ayer un llamamiento a los hondureños, desde Guatemala, a una insurrección en las calles para que se le restituya lo antes posible en el poder, y reiteró que regresará al país como presidente legítimo.
El depuesto presidente fue enviado a Costa Rica el mismo día del golpe de Estado, mientras que el Parlamento, de inmediato designó como nuevo gobernante a Roberto Micheletti, quien se desempeñaba como titular del poder legislativo.
Los militares argumentan que capturaron a Zelaya cumpliendo una orden judicial, que le prohibía al presidente celebrar una consulta popular para reformar la Constitución, de lo que había sido advertido por varios órganos del Estado, incluida la Corte Suprema de Justicia.
