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Cuidado con los pactos

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Hace algunas semanas que vengo observando cuidadosamente la nueva jugada del presidente Fernández: el acuerdo de “pactos” con las principales fuerzas del país. Y mientras la alegría relativa de muchos los hace perder de vista cómo realmente se cuece en el Congreso – La reforma constitucional – creo más bien que el presidente se mantiene en alerta para capitalizar la más pequeña de las oportunidades que se presente.

Dado que un alto porcentaje del pueblo casi siempre comete el error de asumir las cosas, y gran parte de los políticos no se actualizan, como lo diría el propio presidente; no conceptualizan, el doctor Fernández entonces hace gala de sus habilidades discursivas, utilizando el poder de la semántica puede parafrasear expresiones y términos modernos, y para dejar boquiabiertos inclusive a su propio gabinete, juega con las dicotomías del discurso cuando se pronuncia públicamente, coloca bastante bien la clasificación de los adverbios, y dice sólo una parte de lo que quiere y la otra la deja libre, para que sea el resto de sus funcionarios y la población quienes asuman y den como hecho lo que la imaginación les haga sentir bien y hasta esperanzados.

En pocas palabras, es algo así como la filosofía de una enfermera: primero nos dan un masajito, y luego viene el puyón.

Sin embargo, en ésta ocasión, según los resultados de un muestreo que pude realizar mediante la valoración de opiniones locales en la ciudad de Miami, y por medio del monitoreo de algunos programas radiales en la República Dominicana, me atrevo a concluir diciendo que posiblemente el único aliciente del primer pacto es que técnicamente desinfló la presión de aire caliente social, donde la inmensa mayoría de los dominicanos sintieron el alivio de que el hombre parece que no va.

Y ese pacto ha sido suficiente, por el momento, para desactivar la reacción en cadena que de haber llegado a su punto de ebullición máximo – una poblada – las consecuencias hubiesen sido impredecibles. Y cuánto me alegro que esto no sucediera, por lo que igualmente le doy crédito al presidente por actuar a tiempo.

¿Es lo anterior expresado especulación? Recordemos la serie de eventos que se venían sucediendo en casi todas las clases sociales a nivel nacional y en menor grado, pero con creciente incidencia, a escala internacional.

De manera que, el “atractivo de estos pactos” siendo el más reciente con el PRSC, debemos tomarlo con un grano de sal en la boca. No olvidemos aquella ocasión en la cual se escenificaron los mismos hechos de hoy, cuando el presidente Fernández, no bien había terminado de “firmar y hasta rubricar” un pacto con el mismo PRSC, salió “en bola e’ humo” hacia Baní y fue allí donde Alexandra Izquierdo entregó su alma al León.

Luego de ese momento, igualmente fueron atraídos por las fuerzas magnéticas que ejercen las manillas gruesas de ese tipo de papel especial, Johnny Jones y su combito, entre otros que orbitaban en el espacio sideral, “haciéndole ojitos” al hombre. Para resumir, de acuerdo a ciertas publicaciones, en el jueguito de compra y venta se gastaron cerca de 55 mil millones de pesos.

Luego de estos ejemplos, ¿cómo podemos confiarnos de estos pactos, en un país como el nuestro donde, lamentablemente, la figura principal le falta a la palabra empeñada, y todo es visto como una “habilidad política”, en lugar de ser castigado por las faltas éticas y la violación de acuerdos legalmente sellados?

Pero, pero, pero, pero, como yo no soy PO-LI-TI-CUS todavía, yo no manejo esa nebulosa, mejor conocida como intríngulis en el argot de los que saben d’eso, entonces prefiero concluir mi opinión sobre los famosos pactos, con una fábula que algunas veces me hace reír. Y cuenta la historia que:

“Un cazador que iba caminando por el monte de regreso a su casa, se encuentra con una serpiente la cual, después de haber tenido una pelea sangrienta con un hurón, se hallaba en estado agonizante.

El cazador al ver el pobre animal en tales condiciones, con la boca seca y los ojos tristes, en lugar de darle el tiro de gracia, prefirió llevársela para su casa, curarla y alimentarla.

Al cabo de unas semanas, la serpiente se había recuperado plenamente y el cazador, al ver su pronta mejoría, se alegra mucho y decide entonces sacarla de la jaula para que fuese libre otra vez.

Pero cuando ésta se marchaba, con sus finos dientes, le propinó una letal mordida al cazador, y éste, con gran llanto aterrador le reprocha: ¿Pero por qué me has mordido de tal forma, si yo te salvé la vida, te traje a mi casa, te curé y te alimenté?

Y la víbora, casi con dolor estomacal de tanto reírse, desde lejos le contesta: “Sí, es cierto todo lo que dices cazador, pero tu sabias bien que yo era una serpiente”.

Cuidado con los pactos.

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