México.- Una carrera armamentista entre los cárteles de la droga en México pone en duda si México o Estados Unidos podrán detener el flujo de armamento, a pesar de las renovadas promesas la semana pasada por parte de los presidentes de ambos países.
Un cúmulo de armamento decomisado por soldados mexicanos muestra que los narcotraficantes en guerra están obteniendo ahora armas de grado militar, como granadas, lanzacohetes, metralletas, morteros y cohetes anti-tanque.
Algunos cárteles incluso han buscado material explosivo que algunos expertos temen podría ser utilizado en coches-bomba y en explosivos improvisados del tipo de los utilizados en Irak y Afganistán.
Los soldados mexicanos encontraron 14 cartuchos de dinamita entre un arsenal de cientos de rifles y granadas decomisado en noviembre en una casa de la ciudad de Reynosa, fronteriza con McAllen, Texas.
Hasta ahora, sin embargo, los intentos de utilizar bombas han fracasado, ya que las bandas de narcotraficantes no han podido desarrollar aún la capacidad de construir artefactos explosivos efectivos, dijo Stephen Meiners, una analista de asuntos latinoamericanos de Stratfor, un grupo privado con sede en Estados Unidos.
Las autoridades sospechan que el cártel de Sinaloa trató de matar el año pasado a un funcionario de alto rango de la policía en la ciudad de México con una bomba improvisada que sólo mató al hombre que debía colocarla.
"Una vez que se tiene al fabricante de bombas con dominio de la técnica, al menos que sea detenido, podrá seguir construyendo esos artefactos y enviarlos para ser colocados", afirmó.
Uno de los armamentos más preocupantes hasta el momento fue decomisado esta semana al sur de la ciudad fronteriza de Nogales, Arizona: un arma montada en la parte posterior de una camioneta todo terreno protegida por un escudo grueso de metal. La policía dijo que pertenecía a la banda de narcotraficantes de los hermanos Beltrán Leyva.
Las autoridades mexicanas y estadounidenses difieren sobre el tipo de arma que se trataba.
El coordinador de la policía federal mexicana general Rodolfo Cruz sostiene que era una ametralladora antiaérea calibre 50 milímetros, mientras que la agencia estadounidense de armas y explosivos dijo que era un rifle semiautomático calibre 50 milímetros no modificado construido por TNW, un fabricante de armas de Estados Unidos.
Investigadores estadounidenses rastrearon esa arma _junto con otras siete decomisadas en una casa del estado de Sonora_ hasta proveedores en Estados Unidos, dijo Bill Newell, agente especial a cargo de la agencia de armas y explosivos en Arizona y Nuevo México.
Aunque con montaje rudimentario, el vehículo artillado daría a los narcotraficantes una ventaja poderosa contra policías con armas ligeras, afirmó Newell: Un hombre podría proteger a toda una caravana con esa arma protegido por el escudo metálico.
"Imagine ser un equipo de dos o tres policías en un punto de inspección rural y que aparecen estos tipos con esta cosa", dijo Newell. "Uno estaría ligeramente intimidado, ¿o no?", agregó.
