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Que no jueguen con candela

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Los más recientes acontecimientos de protestas que se han venido produciendo en diferentes puntos de la geografía nacional, nos indican que nos encontramos ante un malestar social de la población que podría desencadenar movimientos de huelgas con características disímiles y muy peligrosas.

La población dominicana se encuentra hastiada frente a una enorme cantidad de demandas y necesidades acumuladas, las cuales por décadas no han sido satisfechas por los gobiernos que hemos tenido y a eso se ha agregado las injusticias que han venido cometiendo comerciantes especuladores quienes inmisericordemente, han estado aumentando los precios de los productos de primera necesidad, a pesar de la baja que han experimentado los comodites y el barril del petróleo en el mercado internacional.

Esa situación de golpeo sistemático contra los sectores menos pudientes de la población, ha provocado que varias localidades en cadena se hayan lanzado a realizar huelgas, en demanda de que se les cumplan las promesas que a lo largo de muchos años les han hecho los gobiernos.

Ante ese panorama, que parece extenderse a todo el país, se hace imprescindible que las autoridades actúen de inmediato para evitar que ese gran malestar que están sintiendo los sectores y poblaciones que han decidido hacer sus reclamos mediante el método de las protestas, coja mayor fuerza en el seno de la sociedad dominicana y termine por convertirse en una poblada que podría poner en peligro la estabilidad social y política de la nación.

El gobierno debe ir en auxilio de los sectores en lucha, no solamente a través de los organismos del Estado, ofreciéndoles soluciones a los problemas de infraestructura que confrontan esas localidades, sino también tomando medidas contra los comerciantes especuladores que en medio de la actual crisis económica que acogota a la inmensa mayoría de los dominicanos, han venido produciendo constantes aumentos de precios en todos los productos de consumo masivo.

Las desmedidas y desconsideradas alzas que se han producido recientemente en los precios de la mayoría de los productos de consumo familiar, ha sido uno de los factores que ha provocado la ira de las poblaciones en huelgas, porque la gente se siente impotente frente a la desprotección estatal.

A todos esos embates que vienen sufriendo los sectores más desposeídos de la sociedad dominicana, se suman los inoportunos aumentos de sueldos que se han producido funcionarios del gobierno y los ayuntamientos del país, mientras los salarios de estos se mantienen estancados a pesar de las demandas que han mantenido los sectores sindicales para que los mismos sean aumentados.

Todo este ambiente de tensión que se viene gestando en todo el territorio nacional, necesita ser contenido por las autoridades, sobre todo porque se produce en un momento en que históricamente la población dominicana se ha visto envuelta en acontecimientos que han sido de triste recordación para todos.

Las comunidades y sectores en lucha, por más razones que tengan para llevar a cabo sus protestas en reclamo del cumplimiento de las promesas insatisfechas, también tienen que hacer una mirada retrospectiva de nuestra historia y evitar a toda costa que los episodios de los meses de abril de años anteriores se repitan, dejando llanto, luto y dolor en el seno de la gran familia criolla.

En definitiva, estamos en el momento de tomar acciones dirigidas a salvar la estabilidad económica, política y social que bastante caro le ha costado a la inmensa mayoría de los dominicanos, deteniendo la ola de atropellos e injusticias que se han venido cometiendo contra el pueblo pobre, el cual amenaza con empoderarse del sitial que le pertenece mediante el método de la protesta, que al fin y al cabo nos hará mas mal que bien tanto a los de arriba como a los de abajo.

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