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Detenga la incontinencia urinaria

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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No hay ninguna razón justificable por la cual una mujer o un hombre sufran el suplicio de la incontinencia urinaria con los adelantos que ofrece hoy la medicina, aseguran los expertos.

Sin embargo, más de 17 millones de personas la padecen en Estados Unidos, con un alto porcentaje entre la población hispana y mayor incidencia en la mujer, que siente vergüenza por su condición, guarda silencio y afronta desde dolor e inapetencia sexual, hasta la separación de su pareja.

»El problema que se desprende por esta condición es muy delicado», dice el cirujano urólogo Rafael Antún. «Muchas veces se sufren problemas de higiene debido al uso de toallas o pañales se adquiere mal olor [en la zona genital], lo que lleva al rechazo de las relaciones sexuales, bien sea por vergüenza o incomodidad –puede escapar un poco de orina en ese momento– o por dolor, ya que la vejiga puede estar caída. En muchos casos, todo este malestar lleva a la pareja al divorcio».

La incontinencia urinaria no es más que la pérdida de orina sin control y Antún, cirujano del Departamento de Urología en el Hospital de la Universidad de Miami y del Coral Gables Hospital, asegura que no hay ninguna razón por la cual una persona, y menos una mujer, deba aguantar una situación tan incómoda.

»Hoy día contamos con una serie de elementos, técnicas, implantes, máquinas y procedimientos que acaban con este problema», asegura. »Lo importante es que la mujer acuda a su médico y hable» de ello.

Eso fue lo que hizo María Teresa, quien a sus 49 años sintió que empezaba a soltar algo de orina cuando reía. »Un día, jugando con mi hija en el trampolín, se me salió un poquito de orín; otro día, durante un juego de salón, la risa fue tanta que tuve que ir al baño porque sentía que me estaba orinando. Vine corriendo al doctor y él me dijo que eso no era normal, me puso en un tratamiento y me curé», cuenta.

Hay más de 15 o 20 clases de medicinas que se pueden prescribir –entre fármacos que se toman una vez al día y parches que se ponen en la piel por tres días– y cuando el problema se detecta a tiempo se frena. En el caso de los hombres, los ayudan a fortalecer el esfínter, en tanto que a la mujer le relajan la vejiga si la tiene hiperactiva.

Para casos más avanzados se puede utilizar una cirugía mínimamente invasiva que le permite a la paciente reincorporarse a sus labores el mismo día, o inyecciones con medicamentos que rellenan la uretra y la cierran.

«Hay un tipo de incontinencia que se produce por estrés, en la que la persona pierde orina cuando tose, estornuda, se ríe o hace ejercicio. Es la más frecuente y se cura en el cien por ciento de los casos».

También suele suceder que los embarazos hagan que la mujer pierda el soporte posterior de la uretra, originándose la incontinencia por hipermovilidad de ésta. Para estos, el especialista recomienda un procedimiento llamado sling transobturador, por el cual se le coloca a la paciente, a través de una pequeña incisión, una malla que le da soporte a la uretra.

En los casos de incontinencia de urgencia –cuando la mujer tiene una vejiga hiperactiva que se contrae involuntariamente– se aplica bótox para »dormir» el músculo. »Para esto el cirujano debe tener la suficiente pericia para saber cómo, cuánto y dónde inyectar esa sustancia, evitando paralizar totalmente la vejiga», señala Antún.

El especialista agrega que una vejiga demasiado activa puede estar asociada a problemas con la columna vertebral por hernias o cirugías. Igualmente, advierte que la incontinencia puede estar relacionada con la enfermedad de Parkinson, diabetes, esclerosis múltiple y derrame cerebral.

Un examen indispensable para dilucidar el tipo de incontinencia que se sufre es el denominado »test urodinámico», una suerte de electrocardiograma aplicado a la vejiga cuyos resultados –seis datos en total– le permiten al médico emitir un diagnóstico más preciso.

»A la paciente se le colocan electrodos en sitios específicos para detectar si los músculos abdominales se activan correctamente», explica el urólogo. Luego, la vejiga es llenada con suero o agua por medio de un catéter, y con la ayuda de una computadora que recibe la información de los electrodos se va midiendo la presión de la vejiga y la actividad de los nervios y de los músculos detrusor y vesical.

»Mi mensaje para la mujer hispana es que debe educarse más y saber que la incontinencia urinaria sí tiene cura», asevera Antún.

Para más información llame al Hospital de la Universidad de Miami al (305) 548-4005 ext. 06 o al (305) 668-2853, visite www.urologycure.com o www.lvrsouthflorida.com

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