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Loma Quita Espuela, donde nace la frase: lo bello de este mundo es gratis!

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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A pesar de que me considero una persona amante del medio ambiente, la naturaleza y, por ende, del ecoturismo, no me sentía que verdaderamente había practicado el mismo. Pero gracias a la gran idea de un amigo, con amplio conocimientos en el tema, esto pudo cambiar.

Un domingo, en vez de gastar la mayoría de la mañana en dormir más de la cuenta, me levanté tempranito y me junté con mi grupo de exploradores y partimos hacia San Francisco de Macorís; nuestro destino: La Fundación Loma Quita Espuela.

Durante la semana, confieso que entré a la página (http://www.flqe.org.do) unas 20 veces y con cada visita crecía mi emoción. Con este nombre tan chistoso, se preguntan ¿qué es? Simple. Este lugar es tantas cosas, tangibles y no tangibles, que para, verdaderamente, llegar a entender, tuvieran que simplemente ir y descubrirlos por si solos; pero, igual compartiré mi experiencia con ustedes.

Llegamos un poco antes del mediodía a esta fundación y reserva científica que tiene como objetivo proteger los recursos naturales de la Loma Quita Espuela, ubicada a unos 15kms al nordeste de San Francisco de Macorís; y a las 4 de la tarde bajamos de la loma entendiendo un poco más, lo que el mismo letrero de la loma dice: “Lo bello de este mundo es gratis”. En esos momentos de silencio que estuvimos a 942 mts de altura y con una vista panorámica del Valle del Cibao, nos sentimos ser los seres más ricos del mundo.

Estuvimos acompañados de un fabuloso guía, Don Martín, que a pesar de que no tenía la obligación de llegar con nosotros hasta la cima, decidió hacerlo, quizás, por las ansias que tenía el grupo de ver esa vista y atravesar el bosque pluvial-nublado, un escenario único en nuestro país.

Don Martín es un ser digno de admiración, donde se notaba que realizaba su labor más por amor a la naturaleza que por remuneración monetaria; y esto me lo demostró cuando recogió la poca basura que iba encontrando en el camino, incluyendo una botella de vidrio la cual cargó con el hasta la cima y con la cual bajó hasta encontrar un zafacón. Al parecer su amor y compromiso como guardabosque no le permitía hacerse de la vista gorda y dejarla allá. Su compañía fue muy grata, ofreciendo información y datos curiosos e importantes sobre la loma. Creo que el dato más curioso fue cuando nos contó que en pleno bosque residen varias familias, que tiene muchísimos años habitando ahí; básicamente, como si vivieran en la selva. Increíble!

Cuando llegué me sentía confiada, ansiosa y como una niña de 6 años, cuando va por primera vez a un parque de diversión. El recorrido parecía ser suave, iniciándose por un agradable paseo por la zona del cacao. Mi seguridad en mi capacidad para llegar a la cima de la loma, aumentaba; pero después de traspasar esta parte suave, y dejar atrás a dos integrantes del grupo que no pudieron subir; comenzó la verdadera aventura, solamente para los más valientes. Confieso que también cuando vi lo que me esperaba dudé por unos instantes si lograría llegar hasta la cima de la loma. �

Comenzamos a ascender hacia la cima de la Loma Quita Espuela con mucha determinación. Este nombre fue dado porque la montaña le quitaba las espuelas a los caballos. Mientras subíamos a la loma, íbamos descansando para poder recuperar nuestro aliento y seguir; y gracias a Dios que la naturaleza está hecha, tan a la perfección, que la subida se interrumpía con intervalos de áreas planas donde podíamos descansar y estar parados sin dificultad. Era fácil recuperar el aliento, respirando un aire puro y fresco, libre de contaminación e inclusive bebiendo agua pura de manantial, cortesía del mismo Don Martín.

Durante esta primera mitad de la subida podíamos sentir un fuerte sol sobre nuestros cuerpos y una brisita fresca que entraba justamente cuando ya el calor te comenzaba a agotar; y, para completar, esto iba acompañado de una vista espectacular sin importar si se miraba a la izquierda o a la derecha. Vista que te hacía perder el aliento, literal y metafóricamente, tanto que, a veces, mientras te perdías en la impresionante vista, de repente caías en cuenta de que estabas en la orilla de una gran montaña, sin saber ni a cuantos kilómetros de altura te encontrabas.

Una de las cosas más impresionantes de este viaje fue el momento del cambio climático y esto ocurrió cuando llegamos a donde comienza el bosque pluvial-nublado; la variación fue inmediata y extraordinaria. Pasamos de un clima soleado a un clima húmedo, en segundos, donde llueve todos los días. Se estima que llueve entre 3,000 y 4,000 mm anualmente. De repente comenzabas a sentir tu piel un poco mojada y no sabias si era sudor, por el esfuerzo físico, o humedad. Aquí entrábamos a un bosque primario, jamás imaginé algo semejante, la sensación era de estar en el Amazona, Luis, uno de los acompañantes, tenía razón.

Finalmente, después un gran ejercicio físico y aun más mental, ¡llegamos a la cima de la Loma Quita Espuela! No tengo palabras para describir la satisfacción personal que uno siente al llegar allí. Nunca en mi vida imaginé la posibilidad de meditar mientras realizaba un ejercicio físico; pero aquí esto fue posible, ya que el poder llegar a este lugar, requería mucha concentración y muchos momentos agradables de silencio, para convertirte en uno con la naturaleza. Palabras faltan para describirlo y por está razón dejaré que los imágenes hablen por si solas. Fue tan grande la euforia que mientras comenzaba a descender, sonreía y en mi cabeza no podía evitar cantar “alegre vengo de la montaña…”

Importante saber:

Se debe estar en forma para poder llegar a la cima de la Loma Quita Espuela.

Beber un poquito de agua en cada lugar de descanso, ya que no es bueno beber en grandes cantidades.

Llevar algo de picar para mantener las fuerzas.

Mucha concentración y silencio es necesario para no cansarse más de la cuenta.

http://exploradominicana.com/

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