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Teme descontento desenfrenado por apatía Presidente

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El ingeniero Hamlet Hermann advierte el peligro que representa la apatía que muestra el presidente Leonel Fernández ante las necesidades colectivas, entiende que, incluso, esa acción podría provocar un descontento en la población difícil de frenar.

En un documento puesto a circular en la red, el ex guerrillero hace dura críticas al gobierno del presidente Fernández, a quien acusa de vivir en un estado ilusorio, llegando a creer que sus fantasías y sueños de niño tienen algo que ver con la realidad.

Hermann le reprocha al mandatario que en medio de las dificultades que se observan por la crisis financiera del capitalismo, abandone el país para dedicarse a sostener reuniones intrascendentes en Europa y Oriente Medio.

“En estos momentos no se puede hablar de modernidad y progreso, porque el país está a oscuras y la CDEEE muestra un déficit de generación que ha puesto en ridículo a los funcionarios responsables de solucionar la problemática”, sostiene.

A continuación DominicanosHoy.com que lleva a sus lectores el documento íntegro del ex guerrillero:

A mis amigos de la red virtual

“Durante días he buscado la respuesta a una inquietud que me preocupa: ¿por qué el presidente Leonel Fernández abandona el país en estos momentos para, durante dos semanas, dedicarse a sostener reuniones intrascendentes en Europa y Oriente Medio? Agrava mi confusión el hecho de que, hace poco, el presidente Fernández había estado por Estado Unidos y, no bien había regresado, cuando inició otro periplo. Concediéndole el beneficio de la duda al Primer Mandatario de la Constitución de la República, analicé varios escenarios como forma de tratar de entender el por qué de sus reiteradas ausencias, aparentemente al margen de lo que pudiera estar ocurriendo en el país”.

“Primero, admito que un Presidente puede abandonar el país cuando quiera pues no hay sujeción legal en contrario. Ahora bien, dentro de toda lógica, eso debía suceder cuando la situación nacional estuviera en completa calma y no se avizorara crisis alguna”.

“Segundo, podría ausentarse tranquilamente si el país contara con Ministro y funcionarios subalternos con autoridad y respeto propios, así como capacidad de decisión y fondos disponibles para resolver cualquier situación crítica que pudiera presentarse”.

“Tercero, no habría objeción a que viajara tanto cuando la institucionalidad del Estado fuera tan sólida que cada organismo gubernamental pudiera resolver los problemas sociales y políticos sin que fuera imprescindible la participación directa del Presidente de la República”.

“Cuarto, valdría la pena cualquier ausencia cuando los objetivos concretos a ser logrados con el prolongado viaje fuera altamente provechoso para el país y, por su importancia sólo pudieran ser atendidos por el Presidente mismo”.

“Sin embargo, cuando empecé a analizar cada uno de estos escenarios, tropecé con escombros que me impedían avanzar en el entendimiento de la política viajera del Presidente quien no acostumbra a tomar en cuenta el estado de situación nacional, de la administración pública y de la personalidad y ocupaciones de los ministros”.

“Primero, la situación nacional no puede ser peor de lo que ahora es. El colapso de la producción y distribución de energía eléctrica a nivel nacional es evidente. Poco habría que arriesgarse para decir que la situación eléctrica actual es la peor que se haya vivido desde que el huracán David y la tormenta Federico azotaron el territorio nacional en el 1979. ¿Cómo puede alguien hablar en el exterior de modernidad o progreso cuando el país está a oscuras? Nada de exageraciones: el país está a oscura, con un déficit de generación que ha puesto en ridículo las declaraciones del Superintendente de Electricidad, del Vicepresidente de la CDEEE y de todo funcionario que se le ocurriera hablar sobre esa crisis eléctrica. ¿Piensa el Presidente de la República que el Dubai o en Europa alguien puede pensar en invertir un centavo en un país que no tiene asegurado el servicio de electricidad porque no paga sus deudas?”

“Segundo, en un país presidencialista como República Dominicana y con un Poder Ejecutivo que ha comprado tránsfugas a granel, ningún funcionario del gobierno tiene el respeto, ni la autoridad, ni los recursos para atenuar siquiera la enorme crisis que padece actualmente el pueblo dominicano. No existe en el gobierno actual ni en la Partido de la Liberación Dominicana un dirigente con la credibilidad suficiente y necesaria que pudiera ofrecer soluciones aceptables y creíbles para este pueblo, menos aún cumplir las promesas. Los aparatos represivos, Fuerzas Armadas y Policía Nacional, están en su punto más bajo de la historia en cuanto al respeto y credibilidad. Los guardias y los policías no están en condiciones ni siquiera de amenazar con el uso de la fuerza para contener la indignación del pueblo dominicano ante el abandono de que ha sido victima”.

“Tercero, la institucionalidad no existe en Republica Dominicana. Ni siquiera los Ministros se respetan entre sí. Aquí todo se resuelve por amistad con el Presidente o con algún Ministro civil o militar. Ningunos de los centenares de Secretarios y Subsecretarios de Estado del gobierno tiene valor, ni prestigio, para hacer un llamado de apaciguamiento ante la crisis económica y moral que sufre la ciudadanía”.

“Cuarto, en cuanto a los objetivos a lograr con el viaje del Presidente Fernández, poco hay que esperar. Otra vez vendrán las promesas de jeques árabes que invertirán en territorio nacional y los discursos de que la economía nacional está blindada ante la crisis financiera de capitalismo mundial. Fantasía digna de David Copperfield o Chris Ángel que engañan con sus manipulaciones a públicos ignorantes”.

“Luego de mi paseo analítico, he llegado a la conclusión de que un escenario había quedado fuera: el de que presidente Leonel Fernández vive en el estado ilusorio que lo lleva a creer que sus fantasías y sueños de niños tienen algo que ver con la realidad. La brújula lleva dentro de la que se mueve le impide recibir que este pueblo tiene una capacidad de soporte limitada. Él parece considerar que el desprecio por las necesidades colectivas puede prolongarse indefinidamente y cree que su actitud no está provocando un descontento difícil de frenar. Juego este muy peligro.

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