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Latinoamérica está enferma de inseguridad

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Bogotá.- La plaga de Latinoamérica en este siglo se llama inseguridad y tiene muy diversos orígenes, que van desde el narcotráfico, la corrupción y la ineficacia de las fuerzas del orden hasta la impunidad y las continuas dificultades económicas.
La situación más grave se vive en México, donde una ola de violencia atribuida al crimen organizado ha causado en tres años cerca de 8.000 muertos, casi la mitad en lo que va de 2008. Los mexicanos están ya habituados a los hallazgos macabros de cadáveres decapitados, algunos además con las lenguas cortadas y con carteles amenazantes, que se atribuyen a ajustes de cuentas entre bandas, pero el mes pasado fueron sorprendidos por un atentado con granadas contra la población civil en la ciudad de Morelia, que dejó ocho muertos y un centenar de heridos. Por eso, los ministros del Interior de Latinoamérica y de EE.UU., país que registró en 2007 más de 1,4 millones de delitos violentos, un 0,7 por ciento menos que en 2006, según datos del FBI, analizarán desde hoy en la capital mexicana medidas para intentar frenar el alarmante incremento de la inseguridad en la región. Preocupante es también lo que sucede en Caracas, la capital venezolana, que encabeza la lista de las cinco ciudades con los índices más altos de "violencia brutal y homicida", según un reciente artículo de la revista estadounidense Foreign Policy. Desde que el presidente Hugo Chávez llegó al poder en 1998, "la tasa oficial de homicidios en Venezuela ha subido un 67 por ciento, debido principalmente a la violencia de las pandillas y el tráfico de drogas", señala la citada publicación. Los venezolanos ya no saben qué hacer y a fines de septiembre una multitud cansada de la inseguridad quemó un puesto policial frente al cual había muerto tiroteado un joven de 19 años horas antes. Según varios expertos y diferentes informes de la ONU, en Brasil las malas prácticas de los cuerpos de seguridad son una de las causas de la violencia. Un estudio nacional divulgado en enero pasado por el ministerio de Justicia señala que hubo 51.043 homicidios en 2003, que cayeron hasta 46.660 en 2006, con avances en grandes urbes como Sao Paulo o Río de Janeiro, que han logrado estabilizar o reducir sus tasas de violencia. La inseguridad es tan manifiesta en México y Brasil, y también en Colombia (38 homicidios por cada 100.000 habitantes), que seis de cada diez ciudadanos de estos países aprueban la violencia en defensa propia o de la familia, revela una encuesta divulgada a comienzos de mes por el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus. Otro sondeo de Latinobarómetro sostiene que en 2007 la delincuencia era un problema importante para el 17% de los habitantes de la región, frente al 9% que opinaba así en 2004. Cuando la economía se tambalea aumenta la violencia y eso pasó precisamente en Argentina, ya que los índices de delincuencia e inseguridad se dispararon con la crisis de 2001 y comenzaron a proliferar también los secuestros con fines de extorsión. En este contexto, el 44 por ciento de los 1.000 encuestados en un reciente sondeo se mostró a favor de la pena de muerte, que no está contemplada en la legislación argentina. Mientras, un 86 por ciento de los uruguayos percibe un incremento de la delincuencia en los últimos dos años en el país, según la encuestadora Cifra, en parte por el crecimiento del tráfico de drogas, que también golpea a la República Dominicana, donde oficialmente entre enero y julio de 2008 hubo 1.440 muertes violentas. Impulsada por la impunidad, la inseguridad casi campa a sus anchas en Centroamérica, que registra cifras escalofriantes: diez muertes violentas al día en Honduras, entre 8 y 10 en El Salvador, y hasta 14 en Guatemala. Incluso en Costa Rica, donde no existen las pandillas juveniles que siembran el terror en otros países centroamericanos, la tasa de delitos por cada 100.000 habitantes pasó de 135 en <st1:metricconverter productid=»1990 a» w:st=»on»>1990 a</st1:metricconverter> 300 en la actualidad, las agresiones se duplicaron y los asesinatos subieron un 50%, según cifras oficiales. En Perú ha proliferado en los últimos meses el fenómeno de los "marcas", delincuentes organizados que asaltan a personas en los cajeros automáticos, mientras que en Bolivia los datos oficiales contabilizan 285 homicidios y asesinatos, y 481 violaciones entre enero y mayo de este año. También en Ecuador los robos, asaltos y homicidios han aumentado, como ha admitido el propio Gobierno, y un 25% de la población aseguró haber sido víctima de algún hecho violento en 2005, frente al 11% de 2003, mientras que en Paraguay han crecido las amenazas de secuestros y la extorsión a los empresarios agropecuarios. En Paraguay, la inseguridad se ha incrementado en los últimos meses en el campo, en donde grupos de denominados "sin tierras" han llevado a cabo centenares ocupaciones de haciendas de productores de soja, en su mayoría de colonos brasileños, dijo a Efe el comisario Viviano Machado, jefe del Sistema 911 en el país. Ante tan desalentador panorama, países como Chile o Brasil han diseñado estrategias para reforzar la seguridad, en Uruguay se ha puesto en marcha el plan "menos silla y más calle", para que haya más policías patrullando las ciudades, y en Perú los agentes se ofrecen a acompañar a los ciudadanos del cajero a su domicilio. La Organización de Estados Americanos (OEA) no quiere quedarse atrás y, por ello, la Asamblea General que celebrará el próximo año en Honduras estará dedicada a la "no violencia".

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