Ciudad del Vaticano.- El papa León XIV cumple 100 días de pontificado, desde aquel 8 de mayo en el que se asomó al balcón de la fachada de la basílica de San Pedro tras el cónclave, y que han estado marcados por su carácter reservado, una total prudencia, ya que aún no ha tomado decisiones importantes, y una fuerte inclinación por la diplomacia.
En estos 100 días del pontífice estadounidense, que cumplirá 70 años en septiembre, los cambios más comentados respecto al pontificado de Francisco han sido, sobre todo, una vuelta a la tradición.
Desde el uso vestimentas litúrgicas que Francisco había eliminado, como la decisión de retomar la muceta roja y los pantalones blancos bajo la sotana, el deseo de volver a vivir en el palacio apostólico, tomar vacaciones en Castel Gandolfo o restablecer la solemne procesión del Corpus Christi por las calles de Roma bajo el palio.
Por el resto, el papa Robert Prevost aún no ha tomado decisiones importantes para la Iglesia o el gobierno vaticano, como el nombramiento de colaboradores, a excepción de su secretario, o cambios en la Curia romana, aunque para muchos esto es debido a su carácter prudente.
Un periodo de adaptación
«En la Casa Blanca dicen que 100 días revelan la presidencia. El alcance de un pontificado es diferente. No deberíamos esperar los nombramientos como una prueba para el papa. Él los hará cuando sea necesario, pero no será el equipo de gobierno quien nos dirá quién es Prevost. Es un error juzgarlo en términos de ruptura o continuidad con Francisco, o si se restauran o no las instituciones», aseguraba en una reciente entrevista en ‘La Stampa’ el fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi.
La encargada de comunicación de las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos, Ines San Martín, explica a EFE que, en estos cien días, «León XIV se dedicó principalmente a observar y a escuchar mucho más que a hablar. Por eso, por ejemplo, no lo vimos hacer grandes cambios de personal en la Curia romana».
«En septiembre probablemente veamos los primeros. Es un hombre claramente conciliador, que escucha a las partes antes de tomar medidas, acostumbrado a trabajar con personas de distinta orientación teológica y política», explica y destaca que han sido «tres meses dedicados a acostumbrarse a su nuevo rol».
Mientras que, para algunos, la casi timidez y el discurso demasiado estructurado de Prevost no le permitió conectar con el millón de jóvenes en el encuentro en Tor Vergata para el Jubileo de la Juventud, para San Martín sí que tuvo «un claro estilo de liderazgo muy arraigado en San Agustín, es decir, fomentando la vida espiritual, la amistad como sinónimo de vida en comunidad, y la caridad».
«No simpático, pero empático», se escucha sobre la manera de relacionarse con las masas de fieles.
Se han destacado las señales de pacificación mostradas por el nuevo líder de la Iglesia católica tras algunas turbulencias, como el envío del cardenal Robert Sarah, considerado un ultraconservador y enfrentado a Francisco durante su pontificado, como representante del papa para una celebración jubilar en Sainte-Anne d’Auray, Francia.
Una inclinación diplomática
En los varios discursos que el papa, con pasaporte también peruano, ha pronunciado en estos 100 días, no ha habido grandes sorpresas: ha defendido la familia «formada únicamente por un hombre y una mujer», la vida en todas sus fases y la necesidad de protección del medio ambiente; y ha condenado al rearme.