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Meditabundo: El amor al dinero

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Demasiado males en esta sociedad por el amor al dinero: El peculado viola la Constitución y asignan millones de pesos. El soborno provee millones de pesos. La corrupción coge millones de pesos. El asalto mata por millones. El sicariato paga millones.

Este infortunio nos lleva a recuerdo de mi bitácora mental y las fieles neuronas me presentan las páginas de VIDAS PARALELAS. Obras escrita por Plutarco. Donde está el rey Licurgo famoso por sus Edictos. Lo que hoy es un decreto. Licurgo fue informado de que están violando las buenas costumbres, asaltando, golpeando la gente para quitarle el dinero. Seguida dicta un Edicto: Ordena anular la circulación del dinero acuñado en oro y plata y sustituirlo por uno de metal sin ningún valor intrínseco y de gran tamaño que dificultaba llevarlo en la mono. Se acabó el asalto.

Gracias a Dios nuestra naturaleza no considera el dinero como lo principal en la vida. Lo he vivido como un instrumento de cambio. No de felicidad, bienestar y paz. El dominicano está observando un caso histórico sumamente vergonzoso. Destructor de la familia, es el caso histórico Odebrecht-Soborno. Es acusación a padres de familias. La familia es lo esencial en la sociedad. Ya vemos que este caso de Odebrecht-Soborno, no es otra cosa que dinero. La razón nos indica que el hombre es solo administrador y dará cuenta de lo que se le ha encargado. No cree que las cosas son de Dios. Debe cuidarla y no servirse de ellas. De las cosas lo más atractivo es el dinero. ¿Qué no practica, ejerce el hombre en este caso? La educación de adquirir los conocimientos para vivir en honestidad.

La corrupción está en el universo como un tiburón hambriento. Aquí en este pequeño solar donde es bien cierto que todos nos conocemos, no vemos que lo más importante es la honestidad.

El amor al dinero ha llegado a ser una pasión tan avasalladora que no es vergonzoso mostrarlo sin sonrojo. Lo poseen como un prestigio en villas, fincas, etc.

Yo anciano veo que siempre hay lugar para aprender. He creído y vivido que lo más amado por el hombre es casarse, procrear hijos y entregarlos como seres dignos a la sociedad, en sí que sean hombres y no varones que se quedaron en la materia, en la posibilidad de ser hombre.

La corrupción es como una constante tormenta social, crea una pasión que trastornan, enloquecen. Ya venció a la justicia.

Como hemos tenido una larga travesía estamos claro que el dinero da a lugar a una forma de avaricia peculiar que no se centra en bienes, sino en el medio que parece proporcionarle todo.

¿Cuánto dinero es necesario para vivir y también que otras cosas, además de ganar dinero importará en este transito? Entiendo que es un círculo vicioso vivir para ganar dinero solo para vivir. Vale volver a repetir, nunca he pensado que el dinero es lo primero, será más que absurdo pensar solo en el dinero, se que la vida es un bien limitado. Veo al dinero como un instrumento y saber para que se quiere y cuanto se necesita y bien importante saber lo que cuesta. Esto no permite conocer la avaricia. Así hay tiempo para dedicarse a otras cosas tan importantes en la vida.

En Cannes, Francia en la biblioteca municipal, 1953. Cuando leí a San Agustín y copié en mi bitácora y ahora muy frecuente vuelvo a leer. Y me permito que mis amables lectores también lo lean. “Ni a nosotros ni a nuestros hijos nos hacen felices las riquezas terrenales, pues o las perdemos durante la vida, o después de morir la poseerá quien no sabemos o quizás acaben en manos de quien no queremos. Solo Dios nos hace felices, porque El es la verdadera riqueza del alma (De Civitate Dei V. 18.1).

La vida nos ha enseñado el dinero como es evidente-solo proporciona los bienes que se pueden comprar cosas, servicios. Ya vemos el caso histórico Odebrecht-Soborno. Nos está enseñando que el dinero no proporciona la paz del alma, ni el saber disfrutar de la belleza, ni la pureza de la amistad, ni el calor del amor, ni las pequeñas delicias de una vida familiar, ni saber saborear las circunstancias sensibles y honestas de cada día, ni el encuentro con Dios. No proporciona inteligencia ni conocimientos. No proporciona no honradez ni paz, no hace al hombre virtuoso, ni buen padre de familia, ni buen gobernante, ni buen cristiano.

Cuando se convierte en centro de la propia existencia. Lo malo no es el dinero, sino el desorden con que se ama, hasta muchísima familias viven separadas, distanciada las relaciones por el simple hecho de tener que repartir una herencia. Padres, hijos, hermanos, matrimonios llegan a separarse entre el odio. Peleado por tierra o una casa. Y nos surge esta pregunta. ¿Cuánto vale el amor de un hermano, de un hijo, de un marido? ¿No vale más que un pedazo de materia? ¿No hubiera sido mejor ceder? Vivir en paz. Aplicar la ley natural del desapego.

Tener mucho dinero. No es ni bueno ni malo moralmente hablando. Hay ventajas de desventajas. Abundan en claridad los inconvenientes, más capacidad para adquirir bienes y también más capacidad para despistarse, para entretenerse, para perder de vista lo fundamental, porque absorbe demasiado lo accesorio.

Es también más fácil corromperse porque la corrupción está más a mano y se ofrece muchas veces por dinero.

Si hay mucho amor al dinero es fácil dejarse comprar, ser sobornado, corrompido, dejarse llevar por el espíritu de lujo y el capricho de gastar, cae en la frivolidad, la vanidad, el capricho, el lujo y la corrupción están al alcance de todas las fortunas.

El valor moral de la riqueza y de quien la tiene-depende del fin al que la destina, porque el dinero sólo es un medio. La clave de la riqueza es el servicio que presta.

Hay que tener un estilo de vida frente al dinero, para emplearlo bien y para no ser engañados por él, la moral invita a ponerlo en el adecuado orden de amores. No amarlo por sí mismo, sino como un instrumento, no buscarlo en determinado otros bines que son mejores, y utilizarlos para preocuparse y preocupar a otros esos bienes mejores.

Bien recuerdo, yo estaba en escuela de evangelización Juan Pablo II. Curso Juan. Una madrugada desperté recordando esto: No es fácil ser honesto y rico. Cristo lo advirtió con toda claridad cuando dijo que más difícil que se salve un rico que pase un camello por el ojo de una aguja. Esto parece sencillamente imposible. Pero el Señor afirma lo siguiente: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible. Lo que me permite pensar que para ser rico y buen cristiano hay que pedir mucha ayuda a Dios.

Hoy tengo como invitado a J. Papini: “La moneda que ha hecho morir a tantos cuerpos hace morir todos los días miles de almas”.

M. Dubey: “El oro, a la par que es el más puro de todos los metales, es el mayor de los corruptores.

El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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