El chorrito de agua que cada tres días dispone la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de Santo Domingo (CAASD) en el sector de Villa Francisca y otros de la parte alta de la capital, ha convertido el diario vivir de estas comunidades en una angustia que al parecer nunca superarán.
El escaso chorrito que es servido sólo es aprovechado en algunos puntos del populoso sector, mientras en otros como la calle Vicente Noble con Barahona, se pasan hasta dos meses para ver una gota en la cañería.
Para muchas familias hacerse de unos cuantos galones del preciado líquido deben pagar a personas que la buscan en cisternas y otros lugares, y que se la venden a RD$100 el tanque de 55 galones.
En tiempo como el actual, que el servicio está más precario que nunca, estos vendedores o carretilleros como les llaman, se aprovechan del momento y cobran RD$125 por llenar estos embases.
“Aquí tenemos que comprar el agua para todo, para beber, bañarnos, lavar y limpiar, porque nunca llega agua a la llave de la casa”, dijo la señora Victoria Jiménez, residente en la calle Vicente Noble.
En los puntos del sector donde el agua llega, según los vecinos cada tres días y por dos horas, la gente tiene que levantarse en la madrugada para poder aprovecharla y almacenar unas cuantas cubetas.
Entre los privilegiados están los inquilinos de la calle Barahona con Juana Saltitopa, donde pese a la precariedad del servicio tienen el privilegio de ver en su cañería un poco del vital líquido.
A decir del señor José Sánchez, un residente de la calle Barahona, el flujo del agua es tan débil que solo es aprovechable en llaves instaladas muy bajita o cavando hoyos en las aceras donde la acumulan, para luego disponerla en recipientes.
La situación se agrava más por el uso de bomba succionadora que utilizan muchos hogares para abastecerse, lo que empeora la situación en las familias que no disponen de estos equipos.