Parece mentira que la conservación del suelo en nuestro país pase desapercibido por las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recurso Naturales y el Ministerio de Agricultura con los graves problemas existente en el mundo para la producción de alimentos.
Las Naciones Unidad reconociendo el papel realizado por el conservacionista Hugh Hammond Bennet, declaro el día 7 de julio “Día mundial de la Conservación del Suelo” para conmemora en honor del reconocido hombre de ciencia dedicado a lograr un creciente aumento de la producción de la tierra a través de su mayor protección.
“Es importante que el hombre se sienta dueño de la tierra, pero que a su vez se convierta en celoso custodio de su integridad en todos sus aspectos, es decir hacerla producir al máximo, al menor costo posible, pero sin disminuir su productividad”, decía Hugh Bennett.
La República Dominicana no es un mundo aparte sobre el mal manejo de la tierra de producción agrícola y explotación minera atreves de la entrega de miles de hectáreas de tierras a las multinacionales para la explotación del suelo, sin explicar u ofrecer detalles del manejo del impacto y daños ambientales a la población
La población campesina de la República Dominicana en los últimos 50 años, ha visto reducir de manera drástica la producción agrícola y agropecuaria debido a la entrega de los diferentes gobiernos a las familias poderosas o dinerada del país.
Los tres grande acontecimiento por la disputa por la conservación de la suelo reconocida en las últimas tres décadas se conoce por la lucha en las provincias de Monseñor Nouel, en Bonao, por la conservación de los recursos naturales y contra la explotación minera de la Falconbridge dominicana en los 80.
También, el ultimo gran acontecimiento por la protección y conservación del medio ambiente realizado en mayo del 2009 en la provincia de Monte Plata, en el distrito municipal de Gonzalo, donde el por el 80% por ciento de la población del país se opuso a la instalación de una cementera en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional de Los Haitises, declarado por la naciones unidad como patrimonio de la humanidad.
Hoy, los dominicanos a menos de un año de la lucha por la preservación de Los Haitises, libran nuevamente una batalla más peligrosa contra la empresa multinacional de explotación minera Barrick Gold, que desde principio del 2010, inició los trabajo para la extracción de oro en la antigua mina de Pueblo Viejo, en la provincia Juan Sánchez Ramírez, conocida por su municipio cabecera de Cotuí.
Esta explotación minera desplazara a cientos de campesinos de su zona de producción y aun peor, ampliara el radio de contaminación dejado por la antigua empresa minera Rosario Dominicano, según los señalamientos de los Ambientalistas Osiris de León, Geólogo, Amparo Chantada, Ambientalista, Luis Carvajal y Domingo Abréu.
Investigación
Según una investigación realizada en el Instituto de Suelos del INTA, Castelar en la región pampeana, muestran que un suelo con erosión severa, pierde por hectárea y por año alrededor de 15 centímetros de su capa arable, lo cual representa unas 30 toneladas de suelo, 60 toneladas de materia orgánica y 30 kilogramos de Fósforo.
La investigación indica que en las últimas dos décadas los niveles de materia orgánica de los suelos disminuyeron progresivamente, pasando de un 3,2 por ciento promedio en rotación agrícola, ganadera al 2,7 por ciento en suelos sometidos a agricultura continua convencional.
Precisa que si aumenta la degradación de las tierras, se deteriora la calidad de vida de sus habitantes. Evitar la desertificación es un proceso lento, en la cual deben intervenir soluciones técnicas y programas gubernamentales que intenten prevenir y revertir este flagelo.
El uso irracional del suelo genera una alteración de sus propiedades que puede hacer que pierda parcial o totalmente su capacidad de cumplir con su función. Este fenómeno de disminución o pérdida de calidad del suelo se denomina degradación.
La erosión es el más grave de los procesos de degradación y se define como la pérdida de las capas más fértiles del suelo y, por ende, de gran parte de sus condiciones para producir.
La misma puede ser producida por el agua (hídrica) o el viento (eólica). Asimismo, indica que por la acción de tales agentes climáticos, las capas superficiales son arrancadas de su emplazamiento original y transportado hasta lugares a veces muy distantes. El suelo removido no podrá ser retornado, y tardará muchos años en volver a formarse. El resultado final de este proceso son tierras improductivas cuya condición es, en la gran parte de los casos, poco menos que irreversible.
Consejo para conservación del suelo
La investigación advierte que para ello es importante: Mantener la cobertura vegetal, evitando la quema de la vegetación. lo que atenta contra la fertilidad del suelo, deteriorando el hábitat de la fauna y la disponibilidad de agua; Alternar el uso agrícola y pecuario; Rotar cultivos, leguminosas con gramíneas, para cuidar las capacidades productivas del suelo; Integrar materia orgánica al suelo, como los residuos de las cosechas, entre otras
También es importante abonar el suelo devolviendo los nutrientes extraídos por las cosechas.
El abonamiento considerando que el exceso de fertilizantes químicos puede afectar la microflora y microfauna del suelo y se pueden producir procesos de intoxicación de los suelos. Por ello es importante realizar un análisis completo para determinar las deficiencias y según ello aplicar un programa de fertilización adecuado.
Cuando un suelo se encuentra en condiciones adecuadas para cumplir con su función para la producción, se dice que es de buena calidad.
El suelo es el principal capital con que cuenta el productor y por extensión, la comunidad toda, especialmente aquéllas que basan su economía en la producción agropecuaria.
La responsabilidad de mantenerlo productivo no recae solamente sobre quienes estén directamente vinculados a su uso, sino también sobre aquellos otros miembros de la sociedad que de una u otra manera intervienen o influyen sobre el proceso productivo u obtiene beneficios a partir del mismo.
El problema de la erosión existe y no puede ser negado; las alternativas no son muchas: o se deja que nuestros suelos vayan perdiendo gradualmente su capacidad de producir, o se decide conservarlos para asegurar la subsistencia de las generaciones futuras.
Es de verdadera importancia crear la inquietud para que en forma conjunta productores, contratistas, profesionales, estudiantes, docentes, empresarios y toda la comunidad en general tome conciencia de los riesgos que implica la pérdida de un recurso natural de tan vital importancia como lo es el suelo.