Hace algo más de un año, los medios de comunicación del país publicaban diversos trabajos acerca de la valentía del senador por la provincia de Baní, Winston Guerrero, quien denunció, sin reparos, la manera en que el narcotráfico se había adueñado de las principales instituciones de su ciudad.
Había tenido lugar la ejecución de siete personas en Paya y en este mismo medio y en estas mismas líneas, hubo un reconocimiento a quien, desde el propio Senado, revelaba a la prensa haber expresado sus inquietudes al procurador general de la República, Radhamés Jiménez y a otras autoridades, sin que se le hiciera el más mínimo caso.
Ha transcurrido un año, constantemente se escucha la voz de Winston Guerrero. Son muchos los ejemplos de narcotráfico, “tumbes” y muertes, como los casosde Azua y San Cristóbal, por sólo nombrar algunos, donde el senador señala a la Policíacomo principal elemento delincuencial en tales sitios.
El general Nelson Rosario, vocero de la Policía Nacional, aseguró que se expulsarían a los agentes vinculados al narcotráfico en San Cristóbal. Para ello se espera por los resultados de una “comisión de alto nivel” que investiga el caso…
Desde hace un año, las comisiones “investigan”, “trabajan” y, lamentablemente, los casos de drogas y su tráfico ilícito se multiplican en el país. No sólo llegan a escuelas y barrios sin distinción de clases sociales, sino que ya andan por los Camposantos, como escribió en estas mismas páginas el colega Antonio Santana, al revelar que en Santiago, “miembros de la División Regional Norte de la Dirección Nacional de Control de Drogas, en coordinación con la sub-dirección Central Antinarcóticos de la Policía Nacional, desmantelaron …una poderosa red de que se dedicaba a distribuir drogas en el Cementerio Municipal de la calle 30 de Marzo y sus alrededores”.
Nada, que el senador Guerrero habla con pruebas y constancia. ¿No sería más factible que se le prestara mayor atención a sus acusaciones y se actuara con franca presteza?