Uno de cada seis personas que desarrollan síntomas graves de COVID-19 pueden tener dificultades para respirar (disnea) y pérdida de la calidad de voz (disfonía). Esta enfermedad, que aún está en investigación para evaluar los efectos en el cuerpo, ha ocasionado el confinamiento de millones de personas, así como la muerte de cerca de 1,5 millones.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80% de los pacientes se recuperan sin hospitalización.
La voz, otra víctima del coronavirus
La Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología (AELFA-IF) señala que el virus puede ocasionar la limitación de la capacidad respiratoria lo que la calidad de voz también lo estará.
«Cuando se tiene COVID-19 es probable que se experimenten ataques de tos excesivos y prolongados. La tos une con fuerza los pliegues vocales para permitir una fuerte expulsión de aire, limpiando cualquier mucosidad de los pulmones y la garganta. Este nivel de tos da a las cuerdas vocales un gran golpe; en consecuencia, pueden hincharse e inflamarse», se indicó.
Justamente cuando estas se inflaman se vuelven menos flexibles por lo que el sonido cambia, «convirtiéndose en más áspero y profundo lo que genera incomodidad.
La Asociación Británica de Voz estima que alrededor de 6 y 8 semanas toma en resolverse los problemas de la voz.
Ante esto se recomienda beber líquidos sin cafeína o alcohol, en general puede ser entre 1,5 y 2 litros diarios. También aconsejan vaporizar con agua caliente, esta no debe estar a una temperatura tan alta.
«No es necesario estar en reposo total de la voz, es decir, en silencio. Incluso en las primeras etapas del virus, cuando la voz está en su peor momento, usar las cuerdas vocales para algunas declaraciones breves de vez en cuando durante el día los mantiene movilizados, y esto es algo bueno», se indicó.