Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los ingresos laborales mundiales se redujeron casi un 11 % o USD 3,5 billones en los primeros tres trimestres de 2020, como resultado de la pérdida de ingresos, según los cálculos del Banco Mundial calculan que unos 150 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema para 2021.
La OIT presenta esta informe debido que empresas y trabajadores de todas partes del mundo se han visto afectados por la crisis causada por la COVID-19.
Sin una asistencia oportuna y una rápida adopción de políticas, las empresas que de otro modo serían saludables cerrarán de manera permanente y las personas sufrirán por un periodo más prolongado.
Aproximadamente el 84 % de las empresas en los países en desarrollo sufrió una caída de sus ventas en comparación con el mismo periodo de 2019. La disminución promedio fue del 49 % y ha sido sorprendentemente persistente. Cuatro meses después del punto máximo de la crisis, las ventas siguen siendo más de un 40 % más bajas .
Las microempresas y las pequeñas empresas (menos de 20 trabajadores) se han visto afectadas de manera desproporcionada, experimentando una disminución del 50 % o más en las ventas, mientras que las grandes empresas (más de 100 trabajadores) registraron una caída de menos del 40 %.
Las actividades relacionadas con el turismo, como el alojamiento y la preparación de alimentos, se encuentran entre las más afectadas, y es más probable que permanezcan interrumpidas, incluso seis semanas después del punto máximo del brote.
Grandes agrupaciones por sector o tamaño ocultan la amplia variación en el impacto de la crisis, planteando desafíos para la focalización del apoyo normativo. Por ejemplo, en Senegal, seis empresas minoristas de 10 empleados, todas encuestadas en la misma semana, informaron reducciones en las ventas que oscilaban entre el 10 % y el 100 %.
Fuente: Banco Mundial