“Seguro escuchas ciertas cosas en el medio del béisbol, de que en ciertos estadios y ciertas organizaciones están metidos en el robo de señales. Nosotros solamente estábamos tratando de ser lo más proactivos y estar lo más preparados posibles para cualquier cosa. Teníamos muchas reuniones con los cátchers donde ideábamos hasta cinco paquetes diferentes de señales, también nuestro equipo de video estuvo asombroso. Se nos ocurrió un sistema en el cuál podíamos combatir esto y estar preparados”, dijo Hudson.
Además menciona que los lanzadores y catchers tenían un “acordeón” en sus gorras o en sus bolsillos con todas las señales anotadas y que durante un turno, si tenían la sospecha de que la señales estaban siendo robadas, con un simple movimiento de la mascota o ciertos gestos cambiaban el set sin la necesidad de tener una reunión en el montículo.