Amigos de Gatti nunca se llevaron bien con la esposa del boxeador

JERSEY CITY.- El entrenador Mike Skowronski, quien afinó sus habilidades con Arturo Gatti en el Gimnasio Ringside de esta ciudad, dijo que a los viejos amigos del campeón nunca les cayó bien su esposa.

El cadáver de Gatti fue encontrado el sábado en la madrugada dentro de un cuarto de hotel en el sitio turístico de Porto de Galinhas en el noreste brasileño. Su esposa Amanda Rodrigues es sospechosa de haberlo estrangulado.

Skowronski, que alguna vez fuera compañero de Gatti, su sparring y su asistente en la esquina, dijo que Rodrigues, originaria de Brasil, conoció a la leyenda del boxeo cuando trabajaba como bailarina exótica en el norte de Nueva Jersey, y rápidamente se convirtió en su consejera de negocios y después en su esposa.

Las amistades del púgil canadiense en la zona de clase trabajadora de Jersey City, donde Gatti aprendió a boxear, sospechaban de los motivos de Rodrigues para casarse pero no querían ofender a su amigo al tratar ese asunto.

"Ella trataba de tener el control, lo aisló de todos", dijo Skowronski, de 38 años. "Yo preferí alejarme, te lo puedes imaginar, después de ser amigos por 20 años. Muchos de sus amigos hicieron lo mismo".

Rodrigues está acusada de estrangular a Gatti con la correa de su bolso de mano mientras el boxeador dormía ebrio. La mujer dijo a los investigadores que se despertó el sábado y descubrió el cuerpo de su esposo en un apartamento que rentaban en Brasil. La policía ha dicho que ella es la única sospechosa.

"Arturo tenía un gran corazón y ella se aprovechó de eso", dijo su hermano mayor Joe Gatti, de 42 años. "Allá abajo (en Brasil) no había nadie en quien él pudiera confiar".

Joe Gatti, que aún vive en el norte de Nueva Jersey, dijo que la familia está esforzándose por digerir el trago amargo de su muerte y en hacer los arreglos del funeral.

"Es mi hermano menor", dijo vía telefónica desde su casa en Wyckoff. "Lo traje aquí, lo crié y se convirtió en un campeón".

El Gimnasio Ringside se encuentra sobre una avenida de tráfico pesado que pasa por el norte de Nueva Jersey hacia la ciudad de Nueva York. Gatti tenía apenas 17 años cuando se unió al gimnasio junto con Joe en 1989.

La familia Gatti vivía al otro lado de la avenida frente al gimnasio. Los que frecuentaban el lugar recordaron a Gatti como un gran chico que nunca se olvidó de su vecindario de clase trabajadora.

"Todos eran sus amigos aquí", dijo Nunzi D’elia, de 73 años. "Básicamente creció aquí y nos duele mucho".

Manuel Montiro, cantinero del bar del gimnasio, señaló: "No era presumido. Es muy doloroso, especialmente por la forma en que murió".

Gatti consideraba al vecindario como su hogar y regresaba regularmente a pesar de ser un campeón mundial. El bar está lleno de afiches del boxeador y trofeos.

Mario Costa, el propietario del restaurante White Mana donde Gatti solía desayunar, aún ríe al recordar al púgil lleno de moretones comiendo hamburguesas con queso y sandwiches de filetes a la mañana siguiente de una importante pelea en Atlantic City. Gatti había hecho una dieta estricta para dar el peso y le dijo a Costa que había soñado con su comida por días.

"Lo que es más doloroso es que estaba solo cuando murió; nadie estaba ahí para protegerlo y aquí era querido por tantas personas", dijo Costa.

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