Las máquinas de venta automática son un problema de salud pública. O, al menos, si no se regula su contenido. La Comunidad de Madrid quiere poner coto a los productos que se exhiben tras el cristal y obligará a que al menos un 30% de la superficie total se reserve para alimentos nutricionalmente buenos.
En otras palabras, los fritos y la bollería deberán ceder espacio a piezas de fruta, verduras, frutos secos y lácteos. Esta es una de las principales propuestas de la futura Ley de Salud Pública de la Comunidad que el departamento del consejero Enrique Ruiz Escudero ha empezado a tramitar y que confía en tener aprobada en los próximos meses.
De momento, se trata solo de un borrador en fase de audiencia pública y su peregrinar legislativo es largo. El texto tiene que tomar su forma definitiva antes de que el Gobierno madrileño lo envíe a la Asamblea para el posterior escrutinio de los partidos. Y todo, con una fecha límite: las elecciones de mayo. Menos ‘XL’ y más agua potable La propuesta regional incluye más medidas que tendrán un impacto directo en el consumo de los ciudadanos, como borrar del mapa las denominaciones «XL», «extragrande» o «maxi» que muchas veces decoran raciones no solo generosas de comidas y bebidas, sino directamente perjudiciales.
Del mismo modo, la norma se compromete a garantizar el acceso a fuentes de agua potable en lugares públicos, así como poner coto a formas de «consumos irresponsables» como las barras libres de «bebidas azucaradas o alcohólicas».
El director general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Juan Martínez Hernández, reconoce a 20minutos que algunas de estas ideas requerirán de un «desarrollo reglamentario». «Depende. La patronal de las máquinas ‘vending’ puede ver positivo diversificar la oferta, pero para otras cuestiones como las barras libres se necesitará determinar hasta dónde se llega. No entramos en el ámbito familiar, pero está claro que la intención es que no se regale alcohol como medida de captación de clientes porque eso probablemente está contribuyendo a los altos niveles de consumo», afirma. La mitad de los madrileños, con sobrepeso El objetivo último de la norma no es otro que mejorar la salud de los madrileños. Según un estudio presentado hoy por el consejero, un 45% de los ciudadanos considera que tiene sobrepeso.
El informe, que mide la autopercepción de la salud, recoge que un 49% de este grupo cita la falta de ejercicio como el motivo principal, por encima de una dieta inadecuada (29%), y eso que hay constancia de un mayor consumo de dulces o bollería que entre las personas con un peso saludable. Como ha informado Martínez, al margen de la autopercepción, las estadísticas nacionales reconocen que el sobrepeso objetivo afecta a un 51% de los adultos en Madrid, en tendencia «creciente».
El informe dado a concer este miércoles se apoya en una macroencuesta realizada a ciudadanos de entre 18 y 74 años. En conjunto, los madrileños puntúan con un notable (7,26 sobre 10) su alimentación, a pesar de que el 55% ignora las bases de la dieta mediterránea, de ahí que la Consejería de Sanidad pretenda potenciarla como «modelo». Además, en cuanto a los hábitos, destaca que más de la mitad de los consultados asegura realizar alguna comida fuera de casa de lunes a viernes y uno de cada cinco se pone a dieta, al menos, una vez al año. Vacunas gratis… y voluntarias En cuanto a la normativa, Ruiz Escudero ha defendido ante la prensa otros de sus postulados «necesarios», como que las personas que manipulen alimentos sepan castellano.
En el ámbito de las vacunas, la Comunidad prevé en su texto que todas las incluidas en el calendario -que se «ajustará» al nacional- tengan carácter «universal y gratuito», una novedad esta última que quedará «blindada», según Martínez, por primera vez negro sobre blanco. Pese a las intermitentes polémicas con padres objetores como protagonistas, el anteproyecto admite que las vacunaciones serán voluntarias, excepto en «situaciones de epidemia» en las que la autoridad regional pueda obligar a suministrarlas.
Según informa el director general, esta excepción no está pensada para escenarios comunes y anuales como los brotes de gripe, pero sí abre el campo a un mayor control madrileño. LGTBIfobia y violencia de género, problemas de salud pública Entre las novedades, la Comunidad también le da una vuelta al concepto de salud pública e incorpora en él todo lo que ocasiona «mortalidad prematura, mermas de calidad de vida o sufrimiento sanitariamente evitable».