Meditabundo: Lo que no obedece a la moral y cívica

Estoy en singladuras terrestre haciendo rumbo hacia el puerto de los 91 veranos, bendecido por el amor del todo nuestro Dios. Paso gran tiempo feliz escuchando nuestro interior con gratos momentos por distintos mares en contacto con otros seres humanos. Confieso, amo sin límites la ley del desapego unido a la ley, material de la creación humana; LA GRAN OBRA DE DIOS.

Al salir a alguna diligencia mis ojos ven cosas que nunca pensé. Me detengo en la calle Virgilio Díaz Ordoñez detrás del edificio la sirena de la Winston Churchill, al leer PARK, pero otro no leen, ahí surge el daño físico y espiritual, me tocan bocina, miro por el espejo retrovisor, un señor brazos en alto airado lo veo disgustado, saco el brazo izquierdo indicando el letrero PARE, habla no lo oigo, pero el gesto facial no es de amistad. Esto sucede cada vez que voy por esa vía, es la de salir a la Churchill, nadie absolutamente nadie lee PARE.

Yo los ignoro y me cuido. Se estoy en una sociedad que predomina la conciencia de la que llamo la segunda educación: adquirir conocimiento para vivir como nos enseñó nuestro padre, pero tengo que volver a cuestionarme ¿Qué tiene hoy roto el hombre en su interior? Durante nuestra pubertad y necedad la sonrisa de respeto era lo esencial, lo común todo están en apuros, atosigados, y así quieren que el otro actué cumpliendo ley en cambio hacen lo malo. Es común manejar hablando por el celular, como que el tiempo no da y hay que hablar, hablar… puro desorden interior, al alma se le juega de razón.

Les dejo a mis hijos y su familia, hay que pensar bien antes de salir a la ciudad, lo primero; auto control, la violencia atraca, la gente pierde la paz actúa sin pensar. Le explico, hijo la juventud tiene la gran amiga la EXPERIENCIA. Ya la vida es entrar, pero entrarnos vivo, la actividad es la vida, recuerdo durante siete años, tres mañanas después del S.J. Javier Calino terminar la nueva, lo isla a buscar a su residencia, él era el maestro como el filósofo Pitágoras, yo el alumno, no hablaba, escuchaba, me evangelizaba durante el viaje ida y vuelta algunas cosas esparcen, donde caminamos tras la bola en el silencioso tenis. Yo manejaba a la defensiva como acordamos. Abecés me escribía notas que guardo plastificadas mi S.j. Jonie se quedó en nuestro interior ¡oh Dios cuanto te agradezco que tu hijo se simplifico junto me entrego la bendición que tu le das a él. El me presenta el perdón a su fe.

Nuestro invitado de hoy KAHIL Gidson. “El verdadero justo es aquel que se vierte siempre a medidas de las faltas de otros”.

El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana

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