Para entender de qué se trata un antioxidante, primero debemos entender lo que es un ‘radical libre’. Es una molécula que ha perdido un electrón en su estructura y que busca recobrar su equilibrio ‘robando’ electrones de los tejidos más débiles de nuestro cuerpo, busca balance y para hacerlo nos enferma.
Un antioxidante es un donante de electrones, él se sacrifica para que el radical libre se neutralice. La existencia de los radicales libres es inherente a la vida misma. Nuestro cuerpo los genera de forma regular por el simple hecho de respirar, de igual forma producimos algunas sustancias que nos protegen de ellos.
El sistema inmune funciona en gran medida debido a su acción, nuestra piel cambia de la de bebé a la de adulto, gracias a ellos. El problema se origina cuando estos se producen de forma excesiva. El fumar, las bebidas alcohólicas en exceso, la contaminación ambiental, las sustancias tóxicas utilizadas en la agricultura y en la industria, la radiación ultravioleta, el estrés y las emociones negativas entre otras, son la causa por la que generamos tantas moléculas inestables. Ellas son causa del endurecimiento de nuestras arterias, de la pérdida de flexibilidad en los tejidos y articulaciones, deterioran nuestra visión, afectan nuestros órganos, nos enferman y envejecen prematuramente.
Los antioxidantes los encontramos en múltiples formas, ya sea como alimentos, condimentos, hierbas o suplementos. Incluyamos en la dieta moras, frambuesas, uvas, zanahorias, tomates, chocolate amargo, alcachofas, arándanos, yerbita, canela, clavo de olor, jengibre, tomillo, perejil, comino, orégano. (O)