La píldora anticonceptiva es considerada por muchos como uno de los hitos de la liberación femenina, ya que permitió a las mujeres tener relaciones sexuales libremente, sin temor a quedar embarazadas.
Sin embargo, la historia detrás del desarrollo de la píldora, tal como se le suele llamar, poco tuvo que ver con esa idea.
Mitos y verdades de la píldora anticonceptiva
¿Alguna vez te preguntaste, por ejemplo, por qué se concibió así su ciclo de ingesta? Esto es, ¿por qué se debe tomar durante tres semanas y descansar (o sustituirla por un placebo) la cuarta?
Quizás asumiste que sus creadores, John Rock y Gregory Pincus, lo hicieron por razones médicas. Pero lo cierto es que el motivo no fue científico sino cultural.
Resulta que Rock era un católico devoto y para él era importante obtener la aprobación del Vaticano.
Quería que su sistema anticonceptivo fuera lo más parecido posible al proceso «natural» que atraviesa la mujer.
La Iglesia católica ya había aprobado el sistema de anticoncepción natural (también conocido como método del ritmo). Consiste en dejar de tener sexo durante el periodo de ovulación, cuando la mujer es fértil.
Por eso, Rock pensó que si su método emulaba el ciclo natural podría también lograr el visto bueno del Papa.
Después de todo, sus píldoras contenían progestina, una hormona que es secretada de forma natural por el cuerpo femenino después de cada ovulación.
Pero su plan fracasó. La píldora fue aprobada en 1960 y fue un boom pero, aunque la Iglesia tardó casi una década en pronunciarse públicamente, finalmente lo hizo rechazando el método por considerarlo «artificial».
Olvidadizas
Para entonces, la preocupación ya no era la Iglesia, sino las mujeres.
Como se trataba de la reproducción (de evitarla, más bien), a algunos hombres les preocupaba dejar la responsabilidad en manos de ellas.
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A algunos hombres les inquietaba dejar la anticoncepción en manos de sus mujeres.
El sistema creado por Rock y Pincus requería -y aún requiere- que las mujeres sigan con mucha atención el ciclo de toma, ya que deben ingerir la píldora por 21 días y dejar de tomarla por siete.
Y si olvidan alguna dosis también se pierde la efectividad anticonceptiva.
Preocupado de que su esposa se olvidara de tomar su píldora diaria, un hombre llamado David Wagner -padre de cuatro hijos- diseñó en 1961 un envase redondo que permite ver si la mujer estaba tomando la píldora correspondiente o no.
Varias empresas farmacéuticas copiaron el modelo y hoy sigue siendo popular en algunos países.
La forma de promocionar esta nueva presentación de la píldora revela la actitud de la época, como resaltó la periodista Leila Ettachfini en un artículo en el sitio de Broadly, el canal sobre temas de mujeres del medio digital Vice.
«Fácil. Para que tú se lo expliques… y ella lo use», decía un anuncio de 1964 de la empresa Ortho-Novum.
Otra publicidad de 1969 de la marca Lyndiol instaba a los médicos a «proteger a la paciente nueva de su propio olvido».