Meditabundo: El juicio Odebrecht-sobornos es de patria

En la Segunda Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia, los fiscales estuvieron sin fuerza jurídica, no presentaron pruebas, se basaron en decires. Los tres jueces decidieron, no actuaron como los éforos espartanos, eran cinco magistrados creados para hacer equilibrio a la autoridad del Rey; de hecho, eran los verdaderos jefes de Lacedemonia. Su creación se atribuía a veces a Licurgo y otras veces al rey Teopompo. Siglo III a.c. Las dos juezas no estuvieron en armonía con los jueces. Valió la mayoría. Los abogados defensores de los acusados firmes en su alegato. Los acusados mostraron rostros de dolores interiores. La inmunidad de los legisladores acusados de recibir sobornos Julio César Valentín, Tommy Galán y Alfredo Pacheco, lo protege. Muerte (caiga quien caiga). El soborno, el pueblo reclama castigo. Nos huele escuchar la repetición No Ha Lugar. Para varios acusados. Realmente es una escena clara, dolorosa la vida en inmoralidad.

Nosotros que siempre hemos creído y ahora creemos más y más que se ignora la presencia el Derecho Superior Universal. Derecho por excelencia. No las leyes creadas por los hombres. Sino la ley. Esta no es de la inteligencia humana, es algo eterno que rige el universo. Por Sabias órdenes y sabias prohibiciones. Los griegos llamaron Logos. “La razón suprema impresa en la naturaleza, que ordena lo que debe hacerse y prohíbe lo contrario. Es absoluta intemporal”. Entiendo que es la ley Dios. Su amor protegiendo a todos sus hijos. Por eso el mal que se hace, nadie, absolutamente nadie tiene el poder de ocultarlo, negarlo, como que no lo hizo. Dios no protege el abuso, robo, soborno, asalto, asesinato. Todo mal. A sus hijos y se paga el mal. Todo mal tiene su autor. Odebrecht-soborno: un mal gravísimo.

Durante los estudios en los cursos en la escuela de evangelización Juan Pablo II nos atrae el autor cristiano Lactancio. Escribe de la ley natural. En término claros. “Existe una ley verdadera la cual se extiende a todos los hombres y es constante y eterna. Sus mandatos llaman al deber y sus prohibiciones apartan del mal. No ordena no prohíbe en vano a los buenos, aunque no ejerce influencia en los malos. Es un crimen alterar esta ley. Nada tiene derecho a derogarla en cualquiera de sus partes. Nadie puede abrogarla del todo. Ni el Senado ni el pueblo pueden eximirnos de su cumplimiento. No requiere exposiciones ni interpretaciones, no será de Roma y otra en Atenas, una ahora y otra después. Será una ley única y eterna, válida para todas las naciones y todos los tiempos. Y habrá un solo Dios, que sea como el maestro, siendo el autor, el ejecutor y el promulgador de esta ley. Quien la desobedezca tendrá que rehuirse a sí mismo, en desmedro de su propia naturaleza humana, por lo cual sufrirá las penas más terribles, aún cuando consiga evitar los otros suplicios o lo que así se considera”.

Esperamos que la sentencia final del caso Odebrecht-soborno, la justicia actúe subordinada a los deberes que imponen la patria y el pueblo dominicano. Aplicar la justa razón. Tratando igual a los iguales. Y al los hijos pensar en la justicia, rectitud, amor a los demás, vean vuestros rostros.

Hoy invito recordar al Gran Tribuno y aclamado Padre de la Patria en lo que Platón decía como él Marco Tulio Cicerón. “La patria nos dio los medios, lo cultivamos y que, por ende, tiene derecho a exigir para sí la mayor parte de nuestros talentos, dejándonos únicamente lo que ella no necesita”.

Los ciudadanos de patria esperan…

Consérvense bueno

El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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