Las personas que tienen sobrepeso y que sufren de dolor crónico podrían encontrar alivio en la dieta mediterránea, sugiere una nueva investigación.
El estudio de 98 hombres y mujeres de 20 a 78 años de edad amplía las crecientes evidencias de que una dieta rica en pescado, frutas, verduras, frutos secos y frijoles ofrece unos beneficios significativos para la salud. También ofrece más información sobre por qué comer esos alimentos podría reducir el dolor asociado con la obesidad.
Como las personas obesas con dolor crónico por lo general también tienen un grado alto de inflamación, el investigador principal, Charles Emery, sospecha que las propiedades antiinflamatorias de los alimentos podrían explicar la reducción en los niveles de dolor.
«Aunque la relación entre la grasa corporal y el dolor ha sido bien documentada en estudios anteriores, el mecanismo se desconoce», dijo Emery, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Ohio.
«Una posibilidad es el estrés del peso corporal sobre las articulaciones. Un segundo mecanismo posible es a través de factores inflamatorios en el torrente sanguíneo, dado que se sabe que tanto la grasa corporal como el dolor se asocian con una inflamación elevada», comentó.
Poco más de un 70 por ciento de los adultos estadounidenses tienen sobrepeso, y un 38 por ciento se consideran obesos (con al menos 30 libras [13.6 kilos] de sobrepeso), según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
En el estudio, Emery y sus colaboradores de la Universidad Estatal de Ohio revisaron los hábitos alimentarios de los participantes y sus respuestas a un cuestionario corto sobre el dolor que experimentaban. Los investigadores también tomaron en cuenta la edad, la salud mental y el uso de analgésicos de los participantes.
El resultado: independientemente de cuánto pesaban, los que comían más pescado y proteínas vegetales, como los frutos secos y los frijoles, tenían menos dolor.
Cuando ajustaron sus hallazgos para tomar en cuenta el dolor relacionado con la edad entre los participantes mayores, los investigadores encontraron que una dieta mediterránea beneficiaba a hombres y mujeres de todas las edades.
