Un bebé rellenito y sonriente puede parecer saludable y feliz. Sin embargo, a una edad tan temprana como los dos años ya podría estar predispuesto a ser un adolescente obeso , según un estudio realizado en Estados Unidos.
La investigación publicada en Pediatría Clínica sugiere que un punto de inflexión en la obesidad podría tener lugar antes de que los chicos cumplan los dos años de vida y en edades tan tempranas como los tres meses, cuando el niño está aprendiendo cuánto y qué comer.
Creo que nuestro trabajo debería servir de advertencia para los médicos. Este estudio sugiere que la prevención de la obesidad debería empezar muy, muy temprano, sostuvo John Harrington, el principal investigador.
La obesidad infantil y adolescente se relaciona con múltiples enfermedades, como la diabetes tipo 2, las alteraciones cardiovasculares, los problemas en la movilidad y las articulaciones, y varios tipos de cáncer, entre muchos otros.
Para calcular si una persona sufre de obesidad se usa el Índice de Masa Corporal (IMC), que se obtiene dividiendo el peso por la altura de un individuo. Si el IMC es mayor o igual a 25 entonces indica sobrepeso, pero si alcanza los 30 entonces ya se sufre de obesidad. La obesidad mórbida se diagnostica con un IMC de 40 o más.
El IMC es considerado un buen índice para medir el sobrepeso y la obesidad de los adultos, pero en el caso de los niños también hay que tener en cuenta la edad . Por ese motivo, los especialistas recomiendan consultar al pediatra para averiguar si un chico tiene algunos kilos de más.
Los investigadores trabajaron con 111 niños cuyo IMC era mayor al 85% de la población general. Analizaron su estado de salud y, a su vez, examinaron a fondo su historia clínica para detectar los cambios en el IMC desde su nacimiento.