El acusado de sicariato en el caso Figueroa Agosto, Yan Enrique Rojas, denunció que las autoridades judiciales y policiales trataron de colocar droga durante un allanamiento a la residencia de su madre, con la intensión de también incriminarlo por ese delito.
Rojas es señalado por la Fiscalía del Distrito Nacional como uno de los hombres pagado por el capo boricua José David Figueroa Agosto, para asesinar persona.
Es acusado junto a otras 10 personas de asesinar al ex coronel de la Policía, José Amado González, al empresario Rubén Soto Hayet, al señor Omar Lantigua Polanco; Jorge Vólquez Santana y Máximo Gerónimo Paredes. También se le acusa de intentar asesinar a Madeline Bernard Peña, esposa del asesinado coronel González y González.
El viernes, durante la audiencia del juicio preliminar que le sigue la magistrada Elka Reyes, presidenta del Tercer Tribunal de la Instrucción del Distrito Nacional, el prevenido se desligó de las acusaciones que le hace el Ministerio Público y dijo que no ha tenido ningún tipo de relación con Figueroa Agosto.
Rojas fue apresado el 29 de mayo del 2010, luego que el Ministerio Público rastreo llamadas procedentes de su celular hecha desde los lugares donde fueron asesinados el ex coronel González, Soto Hayet y Lantigua Polanco.
En el primero de los casos dijo que tenía por costumbre caminar o montar bicicleta todos los días, tanto en la mañana como en la tarde en el mirador Sur, lo que explica su presencia en ese lugar el día de la muerte de González.
Sobre la muerte de Lantigua Polanco, asesinado en el parqueo del supermercado Carrefour, explicó que ese día se encontraba en la comunidad de Pantoja, ubicada a varios kilómetros del lugar del hecho donde practicaba un deporte conocido como Duro Cros.
Sobre la muerte del empresario Soto Hayet, ocurrida el 14 de mayo de 2010, que también se le atribuye, explicó que ese día se encontraba en la casa de un pariente, ubicada en la calle Mejía Ricard, ensanche Julieta, a dos esquina de La Francesa.
Con relación al celular que le ocuparon, y cuya relación de llamadas la Fiscalía utilizó para imputarle los crímenes, dijo que la venta y compra de celulares ha sido un negocio que siempre ha realizado y que tampoco conoce la persona que dicen haberle vendido un celular.
Al final se declaró inocente de los hechos que le atribuyen, así como de asociación de malhechores, puesto que nunca se ha unido a nadie para delinquir.