Es cierto, ya no asombran las notas informativas sobre la violencia en los medios de comunicación del país; tal parece que nos hemos acostumbrado a que cada día aparezca una noticia increíble, pero cierta, sobre actos criminales cometidos en las calles.
En medio de llamados de “treguas políticas” por parte de la jerarquía religiosa dominicana, a fin de que la población pueda sumergirse en una verdadera semana de reflexión y recogimiento, individuos sin escrúpulos asaltan a policías, jueces, políticos y personalidades destacadas en diferentes sectores de la sociedad, en tanto que los y las ciudadanas comunes, que son mayoría, se preguntan cuán poco protegidos se encuentran ante la realidad que vive la República Dominicana.
De manera que los actos de violencia quedan minimizados como noticias, debido a que la una sucede a la otra y cuando van a darse a conocer las medidas coercitivas adoptadas contra la delincuencia criminal, otras de mayor envergadura ocupan los principales titulares.
La pregunta sigue siendo: dónde están las medidas drásticas ante asaltos, asesinatos, violaciones y muertes indiscriminadas que se multiplican por días.
El propio código de justicia debilita la ejecución de acciones que den al traste, de una vez, con tan abominables actos. Sí, vivimos en estos días la Semana Santa o Mayor y hay en las bocas de dominicanas y dominicanos muchas oraciones, pedidos, meditaciones y sobre todo ese reclamo común de que exista paz, seguridad y un respiro ante tanta violencia en la República Dominicana.
