Las personas que deciden donar un riñón podrían vivir la misma cantidad de años que un individuo con ambos órganos. A dicha conclusión llegó un extenso estudio realizado durante 15 años con más de 80.000 donantes vivos.
“Los donantes vivos van a la sala de operaciones estando sanos y es la más alta prioridad del cirujano y de toda la comunidad de transplantes asegurarse de que siga estándolo. Este estudio demuestra que aunque no hay ninguna garantía durante ninguna cirugía, donar un riñón es más seguro que cualquier otro tipo de operación”, afirma Dorry Segev, de la Universidad Johns Hopkins.
Los riñones son dos órganos ubicados en la parte de atrás del abdomen, uno a cada lado de la columna. Toda la sangre pasa a través de ellos y la filtran para producir la orina. Pero además los riñones secretan ciertas hormonas y mantienen el equilibrio interno del organismo.
Los transplantes de riñón son la última opción para las personas con insuficiencia renal crónica y avanzada, una enfermedad en la cual los riñones dejan de funcionar correctamente.
Los investigadores, que publicaron su trabajo en el Journal of the American Medical Association, analizaron la información de un registro nacional de los Estados Unidos, donde figuraban 80.347 donantes vivos. Durante 15 años controlaron su estado de salud.
Segev explica que el riesgo de morir a los tres meses de haber donado un riñón es de 3,1 por cada 10 mil personas, por lo cual el peligro es mucho menor que en otros procedimientos considerados seguros, como la remoción de la vesícula biliar. De acuerdo con el especialista, a lo largo de los años no se registró una probabilidad mayor de muerte entre las personas que donaron un órgano, comparadas con las que contaban con sus dos riñones.
“Independientemente de lo que pase cuando una persona dona un riñón, en promedio no afecta el resto de su vida. Esto nunca había sido probado en un estudio de este tamaño y alcance.”